viernes, 29 de junio de 2018

En los cuentos de Patricia mandan las mujeres

Por Virtudes Álvarez

                         Las cosas se parecen a su dueño, decía con frecuencia Leonor Valera Guillen, mi madre. Burbujas en el tiempo, el libro que Patricia Báez entrega hoy a la ciudad de Santo Domingo,  se parece a ella.

                         ¡Y qué bueno! Me alegra mucho porque en estos tiempos de “vida liquida” la autora nos haga una entrega literaria  en la que reafirma  la esencia de su ser. Se respira su identidad y sentido de pertenencia a una realidad geográfica y social.    No haré un análisis literario de Burbujas en el tiempo, porque sería un irrespeto a quienes saben del tema. Además, dicen que es  peligroso entrar en terreno desconocido!

                         Gracias amiga por el privilegio de comentar tu nuevo parto. Tus cuentos están escritos para ser leídos de un tirón. Fue mi caso. Me sentía como pez en el agua, porque es un libro muy emocional, al tiempo que desafiante.

                         Desde el inicio la autora nos invita a romper el miedo; a atrevernos a ir por lo nuevo; por lo leído y no vivido.      Este primer libro de cuentos de  Patricia Báez es casi un manifiesto a la rebeldía y la acción por un mundo mejor.

                         Si fuera docente de cualquier asignatura de ciencias sociales, Burbujas en el tiempo sería un texto de referencia ya que facilita el análisis sobre la realidad social desde el genero Cuento, el abordaje de la migración, el feminicidio, las dimensiones biológica y social de la maternidad y la paternidad, el androcentrismo, la mortalidad materna, la prostitución, el adulterio, los encantos del barrio y la cotidianidad de los colmadones incluyendo sus insoportables ruidos, los conflictos intergeneracionales, entre otros.    

                         Querida Patricia, es imposible permanecer indiferente ante tu estilo, porque tus cuentos saben a pueblo. En ellos, es imperceptible la linea que separa la ficción de la realidad que denuncias, los derechos que reivindicas,  y por supuesto, el protagonismo de tus personajes mujeres.
Y es que en estos cuentos, mandan las mujeres!
                         En cada historia contada queda  claro el espíritu de independencia y  criterios propios de sus personajes mujeres.  Por ejemplo, la decisión de  Vianela (P. 25), cuando rompe las relaciones conyugales con Tomas y le dice en un papelito:
                         Me voi pa Venesuela, me cansé de pasá trabajo aquí. Lla no te quiero y tu te merece una mujer que te quiera. Igual firmeza demostró Adelayda cuando por maltrato, abandonó a Narciso Mateo.
                         Salvo honrosas excepciones las mujeres -siempre- somos las acompañantes en emergencias de salud con familiares y en el vecindario.  La solidaridad clásica como construcción cultural en las mujeres,  Patricia la recoge en  Titina  ( P. 19) que acompaña a Fe, su hermana al llegar la hora del malogrado parto.
                                                                                                                                             Patricia Báez, mujer de armas a tomar, lleva a la literatura sus convicciones feministas elevando las mismas hasta los conflictos intergeneracionales entre Erika y su madre ( P. 55) por la decisión de la primera de asumir la maternidad libre y como derecho; o  el papel de Daniel: el vacilante, orgulloso, cobarde e incapaz de demostrar amor...el mismo  que llega tarde a intentar recuperar el amor de Adríana Dávalo, mujer con pensamiento claro y autonomía de juicios, que había dispuesto ya punto final a todo. Incluyendo a su vida(P. 47).

                         La condena al matrimonio infantil tiene su espacio en Burbujas del tiempo. Lo representa Tina  (la niña – esposa- madre) que parió a los 13 años- pero que se le plantó a  Juan Manuel su marido cuando éste dijo que hijo recién nacido el 31 de  mayo del 1961 se llamaría Rafael Leonidas.  
                  Pues mire que no, porque yo no me acosté con El Jefe, fue con usted.
Replicó categóricamente aquella madre-esposa-niña, que solo alcanzaba los 13 años de vida.
                         En una circunstancias sociales como la dominicana en la que el mercado banaliza todo y en muchas y muchos amantes de las letras falta compromiso para el cambio social,  Patricia logra que sus cuentos sean un refrente crítico a la realidad nacional al tiempo que rescata tradiciones y valores propios de la dominicanidad, como el amor al trabajo, la alegría y hasta las lágrimas de hombres, prohibidas en una cultura patriarcal que niega el derecho a la libre manifestación de las emociones.  

                         Para finalizar, un juicio muy interesado: parecería que la autora escribe un artículo sobre la actualidad política nacional, cuando en el cuento El Muertico,  (P. 31) referido al tren que unía a las provincias La Vega y Sánchez, sobre el presidente Lilis dice que el pueblo no juzga a sus gobernantes por lo que les da, sino por lo que les deja de dar.

Muchas gracias.
Santo Domingo, D. N. República Dominicana. 28 de junio, 2018.                                                               

sábado, 23 de junio de 2018

Prólogo de 'Burbujas en el tiempo'



Este libro  contiene  un paseo por la geografía emocional de la República Dominicana. Su autora, Patricia Báez Martínez, recurre a sus vínculos entrañables con las localidades  donde ha vivido para referir  hechos  capturados durante su infancia y primera juventud y que se agitaban en su conciencia buscando una salida. Cuenta sus historias como ficción,  pero dice que han partido de hechos reales.

Ha querido ser sincera, más trasparente  de lo que se le puede requerir a un cuentista. Al autor de cuentos nada  lo obliga a  revelar la veracidad de sus  historias, nada le impide atrapar  lo que ocurre a su alrededor para referirlo  como ficción y transformarlo en obra de arte.   Sobre todo si el hecho narrado entraña rareza, ingrediente básico en la obra literaria.

Siempre habrá que repetir que en el cuento  realidad y ficción se abrazan como entes análogos, de origen común. Ocurre en matemática con la ley de la suma: solo se suman elementos afines u homogéneos. El círculo incluye el dicho del novelista Gustavo Flaubert: “La forma sale del fondo como el calor del fuego”.

Sorprende y agrada que una  escritora de este tiempo narre cuentos  ambientados en el campo sin recurrir a lo que los críticos han llamado  “ruralismo”.

“Juancho del Orbe  era un joven campesino próspero, acostumbrado a esperar los primeros rayos del sol en la enramada que le servía de cocina, atado a su jarro esmaltado, sorbiendo el retinto café” (pág. 19).

A menudo la temática rural  ha sido menospreciada por escritores contemporáneos, que dan por superada esta tendencia,  como si la vida del campo se hubiese extinguido, como si nada allí ocurriere: ni amores ni dolores  ni ambiciones ni pasiones.

Patricia Báez Martínez narra los hechos y los interpreta  y así deja filtrar reflexiones sobre el devenir social: amores frustrados, relaciones forzosas, injusticias  y desigualdades y la persistente preocupación por la problemática femenina. Se refiere al dolor, el amor, el desamor…la vida humana. “Era un dolor viejo y maceraba hasta no sentirlo, hasta ser una cicatriz reseca e indolora” (pág. 22).

La autora de este libro –qué bueno– da muestra  apreciable de respeto por  nuestro idioma y revela inclinación por  el bien decir,  por el uso de la lengua, no solo para comunicar, sino también para provocar emociones y  halagar el buen  gusto.

Cuando se leen estas historias se percibe el rozamiento de las ruedas del tren de Sánchez mientras se desplazan sobre los rieles. Las referencias a este medio de transporte, que bien funcionó en la primera mitad del siglo veinte, son parte de las obsesiones de Patricia Báez Martínez, y a la vez expresiones de los recuerdos  acumulados durante la niñez de uno de sus personajes. “No había escuela sin tren, pues los casi diez kilómetros de distancia entre la casa y la escuela obligaban a cruzar las vías, ya  sea desiertas o ya con la mole de hierro encima” (pág. 31).

Patricia ha encontrado en el cuento  vía adecuada para  expresar sus  ideas sobre la relación  hombre–mujer o  ideas políticas liberales. Pese a la brevedad del volumen, es recurrente, como eje aglutinador, la relación  hombre–mujer. De ahí derivan los matrimonios o concubinatos  de mujeres con hombres de mayor edad y mentalidad esclavista, vínculos maritales  fundados sobre la desigualdad, pues hay una dependencia económica de la mujer, conminada a convivir con un sujeto a quien no ama. Por eso aparecen también las historias de mujeres que se marchan, que ocultan su equipaje lleno de frustraciones hasta el último instante a escondidas del compañero que funge mejor de verdugo que de marido.

“Y allí, sentado en el comedor, se quedó Narciso Mateo, perplejo: con su casa, sus muebles, su vieja jeepeta en la marquesina, decena de botellas de whisky y cerveza vacías debajo del fregadero y en el patio…” (pág. 67).

 
La autora ha salido airosa del primer desafío como cuentista: disponer de  hechos dignos de ser contados, que merezcan la atención de los otros. Se narran acontecimientos nuevos, nuevos aunque no sean recién ocurridos, sino nuevos para el oído o la vista del receptor.

Las acciones cotidianas tienen un lado de rareza y novedad. Nuestra autora  ha probado saber  encontrar esa faz novedosa de los hechos. Ha encontrado sus tramas y personajes, sobre todo en las pasiones y manías humanas: celos, amor, odio, envidia, miedo, codicia, concupiscencia. Toda inclinación patológica hacia una actividad, por cosas materiales  o por cuestiones ideológicas puede provocar en el individuo acciones  fuera de lo común y por tanto, dignas de ser contadas.

Es lo que ha hecho Patricia Báez Martínez en Burbujas en el tiempo, una valiosa forma de iniciar la carrera literaria. Los invito a leer este libro, una auténtica incursión en la dominicanidad.



Rafael Peralta Romero
Diciembre de 2017

Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua


Periodista Patricia Báez Martínez pone a circular libro de cuentos



La obra está disponible en Cuesta Centro del Libro, en Santo Domingo; en la librería Mamey, en la Ciudad Colonial; y en el Centro Cultural Perelló, en el municipio de Baní

Baní, prov. Peravia.- Con la asistencia de un selecto grupo de personalidades de la comunidad banileja, la periodista y politóloga Patricia Báez Martínez puso a circular su primera obra literaria: El libro de cuentos ‘Burbujas en el tiempo’, prologado por el académico y escritor Rafael Peralta Romero, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua (ADL).

“La escritora ha salido airosa del primer desafío como cuentista: disponer de hechos dignos de ser contados, que merezcan la atención de los otros. Se narran acontecimientos nuevos para el oído y la vista del receptor.

Las acciones cotidianas tienen un lado de rareza y novedad. Nuestra autora ha probado saber encontrar esa faz novedosa de los hechos”, expone Peralta Romero en dos de los párrafos del prólogo.

La actividad se realizó este jueves en la mediateca Héctor Colombino Perelló del Centro Cultural Perelló (CCP) en Escondido,  Baní, con la presencia de la directora de la institución, lic. Julia Castillo Mejía, y con la lectura del prólogo a cargo del encargado de Programas Educativos del centro, Enmanuel Díaz Santiago.

“Estos cuentos, estos relatos de Patricia Báez, me han transportado a esos escenarios que ella describe y me han dado la idea de tomar algunos cuentos para realizar cortos de cine con esas temáticas, que son temáticas que describen nuestra sociedad banileja, y nosotros ya estamos precisamente trabajando en la producción de cortos”, propuso la directora del centro tras la lectura de uno de los cuentos por la autora.

La novel escritora le respondió a Castillo Mejía estar en la disposición de hacer del cuento ‘Señor, déjela pasar’, un corto de cine y colaborar en su producción, dado que narra la vida de un obrero de una fábrica de café del municipio de Baní que fue abandonado por su pareja, al ésta emigrar a Venezuela para trabajar en un bar, regresando una década después para morir en la paz del hogar que la vio nacer y crecer.

A la actividad asistieron las juezas Norma Bautista de Castillo y Josefina Bernabel de Arias, además del dirigente político Guillermo Castillo, su hijo Guillermo Castillo Bautista, y el abogado Efraín Arias Valdez; también la directora provincial de Cultura, Mirtha Pimentel, el cardiólogo y ex candidato a alcalde, Arismendy Valdez; familiares y otros amigos de la escritora.


jueves, 21 de junio de 2018

La “ética” del delincuente


Por Patricia Báez Martínez

Fue a mediados del mes de abril cuando cuatro asaltantes intentaron despojar de su escopeta a un miembro de la Policía Municipal de Baní que prestaba servicio en la residencia del alcade Chacho Landestoy en la comunidad de Villa Sombrero. En la acción, uno de los asaltantes fue capturado por un grupo de personas de la comunidad que lo linchó. Esta acción colectiva, contraria al derecho humano a la vida consagrado en convenios internacionales, nacionales y la Constitución dominicana, provocó la indignación de juristas y comunicadores del municipio de Baní.

El abogado Efraín Arias Valdez y el comunicador Alfredo Cabrera Moscat, se convirtieron -por defecto- en los defensores del asaltante muerto en la acción delictiva del atraco, al defender su derecho a la integridad física y la vida. La defensa abarcó medios de comunicación y redes sociales, y ataques a quienes defendemos el derecho de las personas a estudiar, trabajar y vivir una vida segura.

En esa ocasión sosteníamos, que el que sale a robar/atracar está dispuesto a todo, porque si en el robo o asalto su vida corre peligro, la defenderá aún segando la vida a otra persona: La alegada defensa propia, que en el caso de una persona que está en una propiedad privada sustrayendo o atracando, no tiene validez, sin embargo, el hecho de que jurídicamente no pueda alegar defensa propia a su favor, esto tampoco restituye la vida al ciudadano o ciudadana muerto/a en la acción delictiva.

Apenas dos meses después, a mediados de junio, otro joven se propone cometer un delito y lo logra: Robar en una joyería de la calle El Conde, en la  Ciudad Colonial de Santo Domingo. En el hecho, de paso, se lleva entre sus garras la vida de una joven mujer que trabajaba allí, que salió de su casa a trabajar y no a buscársela a como dé lugar. Degollado quedó su cuerpo exánime en el mismo lugar de trabajo en el que, se supone, debía estar segura.

Luego, una foto del ladrón-asesino circula en las redes sociales haciendo alarde del dinero sustraído al comprar varios pares de zapatos a la vez. Y una se pregunta si por unos seis pares de zapatos, que en dos años ya no existirá ninguno, una joven mujer trabajadora merece perder la vida en su propio lugar de trabajo, ante la mirada perpleja de una sociedad que de manera parcial defiende a ultranza los derechos humanos de quienes no respetan el derecho humano a la vida de aquellos que estudiamos y trabajamos, es decir, de los entes realmente productivos de la sociedad.

¿Cuál es la ética de quién sale a robar/atracar? ¿Cómo podemos saber nosotros y nosotras si el ladrón/atracador tiene algún tipo de escrúpulos? ¿Cómo determinar su límite en un momento de inseguridad y tensión? ¿Cómo predecir si el ladrón solo es ladrón y no violador? ¿Cómo saber si el asaltante solo es un simple ladrón o es, además, un potencial asesino?

No existe forma de saberlo. En rededor de los instintos y acciones delincuenciales solo existe incertidumbre.

En mi trabajo como reportera independiente, tuve la oportunidad de entrevistar a un delincuente de la calle 5 del barrio Pueblo Nuevo, en Baní. Vívido está el recuerdo cuando en cuclillas ambos en un recodo de la calle, sin grabadora y atentos a que la Policía o la DNCD entrara a la barriada, me dijo: "Yo hago de todo, menos violar". Me extrañó ese prurito en un delincuente confeso que hacía pocos días había salido de la cárcel por enésima vez, y le pregunté ¿Por qué? "Porque yo tengo mai' y hermanas, y lo que yo no quiero que me hagan, yo no lo hago". Pero solo en ese punto tiene ética en la acción delictiva que ejerce: La integridad de las mujeres de su entorno.

Yo le creí a ese delincuente, le creo capaz de no violar, no porque no quiera, sino para que ese daño no se revierta un día contra las mujeres de su familia. Ahora, para saberlo yo tuve que buscar al delincuente, presentarme y convencerlo de que tuviera una conversación conmigo (nada fácil) y aceptar tener una entrevista en condiciones fuera de lo normal en mi carrera: Sin grabadora, al aire libre, en cuclillas ante una casa, y en breve tiempo.

¿Tenemos los ciudadanos la oportunidad de dialogar con un delincuente que nos aborda para tener una idea de sus "principios" como delincuente? No.

Vale decir que respeto el derecho a la vida, siempre que no vaya contra la vida de la madre y el respeto a la dignidad de la mujer (respaldo el aborto por tres causales), como también respeto el derecho a la preservación de los bienes y la integridad física y emocional de los ciudadanos y ciudadanas que desde la infancia estamos trabajando para superarnos y ser entes productivos y de cambio positivo en la sociedad.

Por eso hoy, con mucho más razón, después del feminicidio no íntimo de la calle El Conde, sostengo que el que salió a la calle a delinquir lanzó al aire una moneda: Cara o cruz/éxito o desgracia. 


La autora es periodista y politóloga.






viernes, 1 de junio de 2018

Ramfis es solo eso: ráfagas



Por Patricia Báez Martínez

Desde que el hijo de Angelita Trujillo y nieto de Rafael Leonidas Trujillo anunció su intención de ser presidente de la República Dominicana se ha generado un debate socio-político en torno a su figura que perdura por meses y se mantiene latente a solo dos años de las elecciones del 2020. En este tenor, el escarceo antitrujillista ha recrudecido a la par de supuestas encuestas que lo dan como posible ganador en la próxima contienda electoral, en la que el presidente Medina está impedido de participar por razones constitucionales y de lógica política.

Sin embargo, Ramfis Domínguez Trujillo no debería ser tema de preocupación y discusión, porque aun excluyendo del debate el tema de la nacionalidad y el pasado ominoso de su familia -la cual sometió por treinta años a la sociedad dominicana a la más férrea dictadura de América Latina-, el hijo de Angelita no tiene condiciones  para ser presidente en esta media isla. Las razones son tres:

1)    El recuerdo aun vívido de la dictadura. Aunque han pasado 57 desde la caída de la dictadura, para muchos “parece que fue ayer”, como dice la canción interpretada por  el mexicano Vicente Fernández. Muchos de los perseguidos, encarcelados y torturados viven aún y rechazan cualquier propuesta política enmarcada en la memoria y el legado de la dictadura trujillista. Amén de que las generaciones que no vivimos la dictadura, hemos recibido de nuestros padres, madres, abuelos, abuelas, tíos y tías toda la información necesaria para tener un concepto bien formado sobre la dictadura, el cual nos impide abrazar o permitir una propuesta herencia de ésta. Si salir de Trujillo le costó a República Dominicana treinta largos años de lágrimas y sangre, y el exterminio de los valientes conjurados de la noche del 30 de mayo, no es verdad que la mayoría dominicana se arriesgará a una propuesta de esta naturaleza. 

2)    La escasa o nula dote político-intelectual del aspirante. ¿Cuál es la carrera profesional de Ramfis Domínguez Trujillo? ¿Tiene una hoja de trabajo que mostrar? ¿Qué hacía antes de ocurrírsele la oportunista idea de venir a aspirar a ser Presidente de lo que él cree aun la finca de su abuelo? Ramfis Domínguez Trujillo no tiene nada qué mostrar ni ofrecer que no sea la sangrienta y latrocina historia de sus ancestros. Este señor es un personaje que se dedicó a vivir de la fortuna que sus familiares extrajeron de esta República cuando fueron sacados a la fuerza y que, viendo la debilidad institucional y democrática en el país, haya oportuno el escenario para lanzar el anzuelo y tratar de pescar en río revuelto, primero pasando una factura a Quique Antún (a la sazón administrador del BNV) por 5 millones de dólares, o sea, un acto de corrupción actual por parte de la familia del exdictador. Pero fuera de ahí, no tiene absolutamente nada qué ofrecer, que no sea robar, linchar a haitianos y, si nos descuidamos, a dominicanos también. Porque a raíz de su salida a la palestra pública hemos observado que son muchos los trujillistas en la media isla, y como no hay perro sin pulgas, así como hay trujillistas, deben estar camuflados en la multitud algunos Johnny Abbes.

3)    Falta de apoyo de sectores determinantes. No nos llamemos a engaño, en este país no hay elecciones, sino simulación electoral. Aquí toma la Presidencia el candidato que los sectores industrial y empresarial eligen de mutuo acuerdo; la elección la hacen ellos. Para Ramfis Domínguez Trujillo ser Presidente debe contar con el concurso de los principales líderes industriales y empresariales del país, y eso es muy cuesta arriba, porque si bien estos sectores demuestran ser políticamente conservadores, no olvidemos que fue precisamente la burguesía dominicana que se deshizo de Trujillo el 30 de mayo de 1961, es decir, que es una clase social que ya no quiere vínculos con dictaduras, incluso, en los últimos años ha apostado a una mayor democratización del país y al fortalecimiento del proceso electoral promoviendo y apoyando los debates televisados de candidatos presidenciales. Si algún grupo empresarial, por vínculos y/o agradecimiento lo apoyaría, sería el de los Vicini, y ese es un grupo grande, es decir, Ramfis podría obtener el apoyo de uno de los miembros de la familia, pero no de todos. De hecho, esa familia, en esferas de decisión empresarial tiene dos representantes, lo que a mi entender evidencia dos tendencias. Por lo tanto, no se puede ver a este grupo como a una entidad homogénea en términos políticos.

En contraposición a este requerimiento indispensable, los apoyos que ha conseguido Ramfis hasta el momento vienen de ventorrillos políticos de poca monta y de generales sin tropa que –tras más de una década de lucha- al no poder convertirse en el Chávez dominicano, se han decantado por respaldar un movimiento político sin apoyo popular en el que ellos, de producirse un vacío político de gran impacto en el país y tras algunas escaramuzas, podrían terminar siendo ministros de las Fuerzas Armadas y volver a vestir el uniforme militar.

¿Qué busca Ramfis Domínguez Trujillo con toda esta alharaca?

Alto conocida en el país es la práctica política de ser precandidato a un cargo o posición mucho más alto de la posible para quedar siendo el candidato de la posible. O sea, este señor, al aspirar a la Presidencia de la República se mantiene en la palestra pública hasta las elecciones, va ganando algunos adeptos entre personas de criterio dudoso y oportunista, y se convierte en un candidato potable a senador o diputado de una de las fuerzas políticas conservadoras y/o nacionalistas que en los últimos años han ganado un poco de auge gracias precisamente al tema haitiano que Ramfis ha sabido explotar a su favor, pues su abuelo es el autor intelectual de la matanza de haitianos de 1937 que casi le cuesta la vida a José Francisco Peña Gómez.  

El otro objetivo de los movimientos de Ramfis Domínguez Trujillo es mantenerse en el foco de la opinión pública formal (periódicos, programas de tv, programas de radio, etc.) e informal (redes sociales y rumor público), porque en política es sumamente importante que se esté hablando del aspirante a una posición, ya sea en bien o en mal; preferible que sea en bien, pero si se habla en mal, no es negativo del todo, porque se mantiene la vigencia de su nombre en el imaginario social, luego solo hay que implementar una campaña que mejore la imagen del aspirante, porque en política, de lo que no se habla, no existe. Y que el tema Ramfis Domínguez Trujillo se mantenga latente es una estrategia política que al final, bien utilizada, generará sus dividendos.

De paso, como de carambola, pero quizá como parte de un acuerdo con el oficialismo, el nieto del dictador mantiene a la población atenta a sus movimientos y en una actitud permanente de rechazo y combate a su imagen, con el fin de que se pierda el interés en el tema de la corrupción, como por ejemplo, por el caso Odebrecht, que lejos de que se incluya a todos los que tomaron dinero de la multinacional brasileña –como se le ha pedido al Procurador-, ya empiezan a ser descargados los encartados, es decir, que es también un distractor social. Y no menciono otros casos de corrupción de este gobierno para no correr el riesgo de ser demanda por uno de los superministros de Danilo Medina, pues si algo ha demostrado la administración peledeísta es que está tan especializada en el robo público, que roba y demanda a los denunciantes, resultando gananciosos de causa gracias a una justicia más que a su servicio: cómplice.

Si bien en nuestro país hay que dormir como los tiburones: con un ojo abierto y el otro cerrado; por más ráfagas que sienta y escuche afuera, no pierdo la paz, porque como isleña tengo la convicción de que después de la tormenta siempre reina la calma.  Ramfis es solo eso: ráfagas.


La autora es periodista y politóloga.