Las denuncias sobre nepotismo, corrupción y acoso/abuso sexual vertidas a través de medios de comunicación y las redes sociales están ayudando al Gobierno a tomar decisiones. La oposición quiere hacer una fiesta con esto, pero no lo logra, porque al final se toman las decisiones correctas
Por Patricia Báez
Martínez
Baní, provincia Peravia.- Aunque los nuevos escándalos sobre
nepotismo, corrupción y acoso/abuso sexual que salpican al nuevo gobierno de
Luis Abinader inoculan en la población la percepción de que la nación seguirá
navegando en las mismas aguas turbulentas del atraso, es esperanzador el hecho
de que se están haciendo las denuncias y, en algunos casos, ya se ven las
consecuencias para los funcionarios denunciados. Durante los gobiernos del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD), unos 16 años corridos –desde 2004-,
se hacían las denuncias y los funcionarios seguían cometiendo los mismos actos
de corrupción, sin que la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental,
el Ministerio Público y la Cámara de Cuentas hicieran absolutamente nada.
Escuche esta opinión en mi canal de YouTube y suscríbase al canal:
La Dirección de Ética era inoperante, el Ministerio Público
fue apenas el instrumento utilizado por el ex presidente Danilo Medina para
hacer una cacería de brujas contra sus adversarios, mientras la Cámara de Cuenta –como se ha
descubierto recientemente- no hacía las auditorias o las maquillaba. La nación
estaba de manos atadas y postrada.
Ahora el ambiente de la administración pública, aún con sus
reveses focalizados y momentáneos:
La ministra de la Juventud fue removida de la posición, el
director del IAD también, el encargado de Aduanas de Santiago por igual, los
dos últimos están siendo procesados judicialmente por delitos contra la
dignidad de la mujer. Josefa Castillo está siendo denunciada por nepotismo y
abultamiento de nómina, al igual que el director del Instituto Superior
Comunitario (ITSC). Aún falta ver el desenlace de estos últimos casos
denunciados.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) es un partido del
sistema tradicional político en la República Dominicana. Aunque se llame
moderno y sea de reciente fundación, acarrea los males de su ascendiente el Partido
Revolucionario Dominicano (PRD). Esa es la razón por la que se dan estos casos,
pese a la intención del Presidente Luis Abinader y su círculo más cercano.
Ante esta situación, la sociedad civil –organizada o no- y
entre ella, los medios de comunicación, han asumido un rol de defensa del bien
común y de las buenas prácticas políticas, denunciando a los funcionarios que
han llegado al gobierno a copiar el viejo modelo político. El Ejecutivo escucha,
investiga, y generalmente hay consecuencias, que en algunos casos llega hasta
la judicialización de la denuncia.
Es así como el cambio que está proponiendo Luis Abinader
conlleva, de manera obligatoria, la participación de toda la sociedad. Y eso es
positivo. Es la sociedad civil la que se mantiene vigilante, la que denuncia,
la que conmina a actuar a las autoridades competentes en materia de corrupción.
Lejos de que el Gobierno se sienta atacado por esa sociedad civil en este tema,
debe asumirla como una aliada en la lucha contra la corrupción y la impunidad,
y para establecer el cambio que amerita el país y fue prometido.
De cualquier forma, corresponde al Gobierno distinguir el
arroz de la paja, es decir, distinguir cuando las denuncias vienen de la
sociedad civil con la intención de corregir los yerros, o cuando la denuncia
proviene de la oposición política con el único fin de hacer daño a la imagen
del Gobierno.
El país ha cambiado. Esos 16 años de gobiernos peledeístas
corruptos llevaron a la sociedad civil al hartazgo, ese hartazgo que se expresó
con cacerolazos y en la Plaza de la Bandera y que coadyuvó al triunfo del PRM
en los dos procesos electorales de 2020, contra todo pronóstico. Esa sociedad
civil es aliada del PRM y el cambio, lo vamos a construir entre todos y todas.
Siéntase parte de él, si Usted desea un mejor país.
La autora es periodista y politóloga.