Por
Patricia Báez Martínez
Desde que el hijo de
Angelita Trujillo y nieto de Rafael Leonidas Trujillo anunció su intención de
ser presidente de la República Dominicana se ha generado un debate
socio-político en torno a su figura que perdura por meses y se mantiene latente
a solo dos años de las elecciones del 2020. En este tenor, el escarceo
antitrujillista ha recrudecido a la par de supuestas encuestas que lo dan como
posible ganador en la próxima contienda electoral, en la que el presidente Medina
está impedido de participar por razones constitucionales y de lógica política.
Sin embargo, Ramfis Domínguez
Trujillo no debería ser tema de preocupación y discusión, porque aun excluyendo
del debate el tema de la nacionalidad y el pasado ominoso de su familia -la
cual sometió por treinta años a la sociedad dominicana a la más férrea
dictadura de América Latina-, el hijo de Angelita no tiene condiciones para ser presidente en esta media isla. Las
razones son tres:
1)
El
recuerdo aun vívido de la dictadura. Aunque han pasado 57
desde la caída de la dictadura, para muchos “parece que fue ayer”, como dice la
canción interpretada por el mexicano Vicente
Fernández. Muchos de los perseguidos, encarcelados y torturados viven aún y
rechazan cualquier propuesta política enmarcada en la memoria y el legado de la
dictadura trujillista. Amén de que las generaciones que no vivimos la
dictadura, hemos recibido de nuestros padres, madres, abuelos, abuelas, tíos y
tías toda la información necesaria para tener un concepto bien formado sobre la
dictadura, el cual nos impide abrazar o permitir una propuesta herencia de
ésta. Si salir de Trujillo le costó a República Dominicana treinta largos años
de lágrimas y sangre, y el exterminio de los valientes conjurados de la noche
del 30 de mayo, no es verdad que la mayoría dominicana se arriesgará a una
propuesta de esta naturaleza.
2)
La
escasa o nula dote político-intelectual del aspirante.
¿Cuál es la carrera profesional de Ramfis Domínguez Trujillo? ¿Tiene una hoja
de trabajo que mostrar? ¿Qué hacía antes de ocurrírsele la oportunista idea de venir
a aspirar a ser Presidente de lo que él cree aun la finca de su abuelo? Ramfis Domínguez
Trujillo no tiene nada qué mostrar ni ofrecer que no sea la sangrienta y latrocina
historia de sus ancestros. Este señor es un personaje que se dedicó a vivir de
la fortuna que sus familiares extrajeron de esta República cuando fueron
sacados a la fuerza y que, viendo la debilidad institucional y democrática en
el país, haya oportuno el escenario para lanzar el anzuelo y tratar de pescar
en río revuelto, primero pasando una factura a Quique Antún (a la sazón
administrador del BNV) por 5 millones de dólares, o sea, un acto de corrupción
actual por parte de la familia del exdictador. Pero fuera de ahí, no tiene
absolutamente nada qué ofrecer, que no sea robar, linchar a haitianos y, si nos
descuidamos, a dominicanos también. Porque a raíz de su salida a la palestra
pública hemos observado que son muchos los trujillistas en la media isla, y
como no hay perro sin pulgas, así como hay trujillistas, deben estar camuflados
en la multitud algunos Johnny Abbes.
3)
Falta
de apoyo de sectores determinantes. No nos llamemos a
engaño, en este país no hay elecciones, sino simulación electoral. Aquí toma la
Presidencia el candidato que los sectores industrial y empresarial eligen de
mutuo acuerdo; la elección la hacen ellos. Para Ramfis Domínguez Trujillo ser
Presidente debe contar con el concurso de los principales líderes industriales
y empresariales del país, y eso es muy cuesta arriba, porque si bien estos
sectores demuestran ser políticamente conservadores, no olvidemos que fue
precisamente la burguesía dominicana que se deshizo de Trujillo el 30 de mayo
de 1961, es decir, que es una clase social que ya no quiere vínculos con
dictaduras, incluso, en los últimos años ha apostado a una mayor
democratización del país y al fortalecimiento del proceso electoral promoviendo
y apoyando los debates televisados de candidatos presidenciales. Si algún grupo
empresarial, por vínculos y/o agradecimiento lo apoyaría, sería el de los
Vicini, y ese es un grupo grande, es decir, Ramfis podría obtener el apoyo de
uno de los miembros de la familia, pero no de todos. De hecho, esa familia, en
esferas de decisión empresarial tiene dos representantes, lo que a mi entender
evidencia dos tendencias. Por lo tanto, no se puede ver a este grupo como a una
entidad homogénea en términos políticos.
En
contraposición a este requerimiento indispensable, los apoyos que ha conseguido
Ramfis hasta el momento vienen de ventorrillos políticos de poca monta y de
generales sin tropa que –tras más de una década de lucha- al no poder
convertirse en el Chávez dominicano, se han decantado por respaldar un
movimiento político sin apoyo popular en el que ellos, de producirse un vacío
político de gran impacto en el país y tras algunas escaramuzas, podrían
terminar siendo ministros de las Fuerzas Armadas y volver a vestir el uniforme
militar.
¿Qué
busca Ramfis Domínguez Trujillo con toda esta alharaca?
Alto conocida en el
país es la práctica política de ser precandidato a un cargo o posición mucho
más alto de la posible para quedar siendo el candidato de la posible. O sea, este
señor, al aspirar a la Presidencia de la República se mantiene en la palestra
pública hasta las elecciones, va ganando algunos adeptos entre personas de
criterio dudoso y oportunista, y se convierte en un candidato potable a senador
o diputado de una de las fuerzas políticas conservadoras y/o nacionalistas que
en los últimos años han ganado un poco de auge gracias precisamente al tema
haitiano que Ramfis ha sabido explotar a su favor, pues su abuelo es el autor
intelectual de la matanza de haitianos de 1937 que casi le cuesta la vida a
José Francisco Peña Gómez.
El otro objetivo de los
movimientos de Ramfis Domínguez Trujillo es mantenerse en el foco de la opinión
pública formal (periódicos, programas de tv, programas de radio, etc.) e
informal (redes sociales y rumor público), porque en política es sumamente
importante que se esté hablando del aspirante a una posición, ya sea en bien o
en mal; preferible que sea en bien, pero si se habla en mal, no es negativo del
todo, porque se mantiene la vigencia de su nombre en el imaginario social,
luego solo hay que implementar una campaña que mejore la imagen del aspirante,
porque en política, de lo que no se habla, no existe. Y que el tema Ramfis Domínguez
Trujillo se mantenga latente es una estrategia política que al final, bien
utilizada, generará sus dividendos.
De paso, como de
carambola, pero quizá como parte de un acuerdo con el oficialismo, el nieto del
dictador mantiene a la población atenta a sus movimientos y en una actitud permanente
de rechazo y combate a su imagen, con el fin de que se pierda el interés en el
tema de la corrupción, como por ejemplo, por el caso Odebrecht, que lejos de
que se incluya a todos los que tomaron dinero de la multinacional brasileña –como
se le ha pedido al Procurador-, ya empiezan a ser descargados los encartados, es
decir, que es también un distractor social. Y no menciono otros casos de
corrupción de este gobierno para no correr el riesgo de ser demanda por uno de
los superministros de Danilo Medina, pues si algo ha demostrado la
administración peledeísta es que está tan especializada en el robo público, que
roba y demanda a los denunciantes, resultando gananciosos de causa gracias a
una justicia más que a su servicio: cómplice.
Si bien en nuestro país
hay que dormir como los tiburones: con un ojo abierto y el otro cerrado; por
más ráfagas que sienta y escuche afuera, no pierdo la paz, porque como isleña
tengo la convicción de que después de la tormenta siempre reina la calma. Ramfis es solo eso: ráfagas.
La autora es periodista
y politóloga.
3 comentarios:
Tan asustados los peledeístas los entiendo Ramfis Trujillo una realidad que será el próximo presidente 2020.
No se cual droga te estas fumando con esos comentarios tan poco ciertos, pero Ramfis ahora mismo es el candidato mas popular en estos momentos.
Esta mujer claramente pertenece al sequito de lambones de la peor tirania en la historia del pais: La de Danilo Medina.
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