Por Patricia Báez Martínez
El aún síndico del municipio de Baní, señor Chacho Landestoy,
está aquejado de salud desde hace algún tiempo. Eso no es nuevo; creemos que es
verdad que está enfermo cuando el lunes 17 de febrero el periodista Miguel
Antonio Guerrero publicó -a través de la red social Facebook- una foto del ejecutivo municipal en una cama de una
clínica de la ciudad, donde se encontraba recluido por problemas
respiratorios. Aunque la política es una actividad en la que la mentira es
moneda de curso legal, no dudamos de que así es.
Lo que encontramos extraño es que la imagen de él postrado
sea publicada horas después de que el proceso de las elecciones municipales
fuera suspendido, y no antes, si lleva ya un tiempo aquejado de salud, al punto
de que antes de las elecciones su médico le recomendó quince días de reposo que él no acató.
Independientemente de que en la vida existen sucesos
fortuitos, en política lo fortuito no es una regla sino una mísera excepción.
¿Qué hay detrás de la publicación de la foto en la clínica?
- 1 Chacho
Landestoy es consciente de que ha perdido las elecciones frente a Santo Ramírez,
candidato el PRM. Es más, lo sabe el Presidente de la República porque así lo
hizo saber José Ramón Peralta en un programa televisado.
- 2 Con
la suspensión de las elecciones municipales su campaña recibe una bocanada de
aire. Se le adicionaron treinta días más para intentar revertir lo casi inevitable. Aunque
Julio Martínez Pozo le mandara a decir que “apure el paso”, ni con zancos
logrará alcanzar la voluntad popular de cambio en este municipio.
- 3 Él apuesta fundamentalmente: a) El voto de los empleados municipales, algunos que ni matándolos votan por él, pero que no pueden decirlo públicamente porque pierden el empleo; b) Al voto de personas que en procesos electorales anteriores le dieron un voto de confianza, pero la pava ya no pone donde ponía: “Yo le dije que sí que voy a votar por él para no hacerlo sentir mal, pero yo voy a votar por Santo”; c) A la campaña de difamación que ha montado contra el candidato del PRM; y d) A la lástima. Sí a la lástima, a que el pobre Chacho está enfermo y hay que hacerlo sentir bien. Y que a los emperadores romanos el poder les hace bien.
Entendemos que una persona que ha
agotado casi veinte años al frente de un ayuntamiento, que ronda ya los 70 años
de edad, está enfermo y no tiene nada más qué ofrecer a Baní porque sus
capacidades y voluntad política están mermadas y/o anuladas, debe retirarse del cargo con -al
menos- un poco de dignidad. Recurrir a la lástima como estrategia política
después de iniciar una campaña de descrédito contra el candidato puntero en las
encuestas, no evidencia más que una mediocridad política de límites insondables.
Esperamos que los días de reposo le
hayan servido al ejecutivo municipal para poner en orden alguna idea en su
cabeza, como es que “la salud se
logra con la paz y que la paz y el poder no son amigos”.
La autora es
periodista y politóloga.
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