Por Patricia Báez
Martínez
Mi experiencia personal cuando
aspiré a ser candidata a regidora por el PRM en Baní para las elecciones
generales de 2016, fue la siguiente: En posiciones electivas plurinominales, la
lucha es descarnada. Una precandidata me acusó en una reunión de decir que a
ella nadie la conocía, cuando era falso; también quien dijera que yo dije de
Diego Soto era un tal cual, cuando no sabía nada de él y, por tanto, nada que
decir tenía; también, un precandidato, en una reunión insinuó que yo quería ir
a primarias para la elección de los candidatos a regidores porque tenía un marido
que me iba a financiar el proceso (nada más falso), y que ellos ninguno tenía
dinero y que era mejor se designara a dedazo limpio; otra precandidata me
preguntó si yo había ido a la actividad en la Capital por el Día de la No
Violencia contra la Mujer, ella muy oronda porque había asistido, cuando yo sé
que son del tipo de políticos que solo se hacen presentes en las actividades de
la sociedad civil, meses antes de la campaña. Era 2015, rumbo a las elecciones de 2016, terminé exhausta y decepcionada. En política, las mujeres sufrimos el ataque de
las demás mujeres, y de algunos hombres también. No hay consideración de ningún
tipo.
El voto preferencial para la
elección de regidores y diputados, es una lucha a muerte, sin embargo, en Baní,
la competición en las primarias internas y en las elecciones municipales del 15
de febrero por las regidurías, no fue tan caníbal. Actualmente, en la
competencia por las tres curules a diputado de la provincia, cada contendor
libra una guerra externa (contra los candidatos del PLD y la Fuerza del Pueblo)
y otra interna (contra los compañeros y candidatos del mismo partido). Es
esfuerzo doble y desgastante, porque en lugar de trabajar todos -hombro con
hombro- contra los candidatos oficialistas, se invierten más energías en
denostar al otro candidato del mismo partido. Y esa desacertada estrategia de
campaña hace más mal que bien, por las siguientes razones:
- Desde fuera, quienes no pertenecen al partido se desmotivan a formar parte de la estructura organizacional o votar por sus candidatos, porque “si eso es entre ellos, que son compañeros, qué puedo esperar yo”.
- No es cierto que el voto que le quita un contendor interno a otro, va hacia él, porque muchos votantes están claros, de por quien no votan más o no votarían jamás. Por lo tanto, desacreditar al contrario, lo que puede generar es estampida de intención de votos a otras fuerzas políticas. Cada dirigente-candidato tiene su target (público definido), y cada uno o una tiene su valor e importancia para la estructura partidaria y para la obtención de puestos de elección que permiten detentar el poder político.
- Porque se descuida el objetivo principal, que es el partido contrario con más posibilidades de ganar.
Ahora bien, en política, todo el
que sale al ruedo debe estar preparado/a para trabajar bajo presión y para
recibir críticas sin que ellas lo/a desvíen de su objetivo. Me explico. Trabajar
bajo presión es trabajar los objetivos trazados bajo presión del tiempo y
circunstancias internas y externas que afectan los resultados esperados. Entre
esos factores exógenos se encuentran las críticas, denostaciones, campaña
sucia, etc. Claro está, no se espera que éstas procedan de dirigentes –líderes del
propio partido, sino de fuera de él.
En la vida es natural que cuando
usted asume una posición, usted encuentre contrarios, y ese designio se
multiplica de manera exponencial en la política.
En la campaña para diputados de
la provincia Peravia, hay candidatos que prefieren hacer política en un
ambiente altamente controlado, algo así como un experimento de laboratorio, lo
que no es posible: Esto es política y la política-por ser una ciencia social- es cambiante/impredecible. Más aún, dentro de ese “ambiente controlado”, esos candidatos
solicitan respeto y no ser atacados, cuando su accionar (no de forma pública,
sino subrepticiamente), ha sido de ataques a todos sus oponentes (al punto de
generar salidas de dirigentes importantes hacia otras fuerzas políticas), o personas
que no endiosan su figura. Somos
compañeros de partido, pero es preciso recordar que esto es política; pero sobre todo, recordar que quien golpea,
en algún momento será golpeado, porque lo que va, viene.
Con el primer párrafo, muy
personalista, quise ilustrar la experiencia de una joven mujer que quiso
ingresar a la política eleccionaria y fue maltratada recién entrando, no por
los precandidatos a regidores de las otras fuerzas políticas, sino por los precandidatos
a regidores de su propio partido. Y si eso fue contra una mujer, ¿Por qué usted
no puede soportar los ataques?
El mejor consejo que puedo dar
es: Trabaje en su campaña y olvide los ruidos externos. En esto no existe el
ambiente controlado; demuestre que usted es realmente un político.
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