lunes, 1 de junio de 2020

Hacer política en un ambiente altamente controlado: “Ma’ bueno que e’ así”·


Por Patricia Báez Martínez

Mi experiencia personal cuando aspiré a ser candidata a regidora por el PRM en Baní para las elecciones generales de 2016, fue la siguiente: En posiciones electivas plurinominales, la lucha es descarnada. Una precandidata me acusó en una reunión de decir que a ella nadie la conocía, cuando era falso; también quien dijera que yo dije de Diego Soto era un tal cual, cuando no sabía nada de él y, por tanto, nada que decir tenía; también, un precandidato, en una reunión insinuó que yo quería ir a primarias para la elección de los candidatos a regidores porque tenía un marido que me iba a financiar el proceso (nada más falso), y que ellos ninguno tenía dinero y que era mejor se designara a dedazo limpio; otra precandidata me preguntó si yo había ido a la actividad en la Capital por el Día de la No Violencia contra la Mujer, ella muy oronda porque había asistido, cuando yo sé que son del tipo de políticos que solo se hacen presentes en las actividades de la sociedad civil, meses antes de la campaña.  Era 2015, rumbo a las elecciones de 2016, terminé exhausta y decepcionada. En política, las mujeres sufrimos el ataque de las demás mujeres, y de algunos hombres también. No hay consideración de ningún tipo.

El voto preferencial para la elección de regidores y diputados, es una lucha a muerte, sin embargo, en Baní, la competición en las primarias internas y en las elecciones municipales del 15 de febrero por las regidurías, no fue tan caníbal. Actualmente, en la competencia por las tres curules a diputado de la provincia, cada contendor libra una guerra externa (contra los candidatos del PLD y la Fuerza del Pueblo) y otra interna (contra los compañeros y candidatos del mismo partido). Es esfuerzo doble y desgastante, porque en lugar de trabajar todos -hombro con hombro- contra los candidatos oficialistas, se invierten más energías en denostar al otro candidato del mismo partido. Y esa desacertada estrategia de campaña hace más mal que bien, por las siguientes razones:

  1.        Desde fuera, quienes no pertenecen al partido se desmotivan a formar parte de la estructura organizacional o votar por sus candidatos, porque “si eso es entre ellos, que son compañeros, qué puedo esperar yo”.
  2.          No es cierto que el voto que le quita un contendor interno a otro, va hacia él, porque muchos votantes están claros, de por quien no votan más o no votarían jamás. Por lo tanto, desacreditar al contrario, lo que puede generar es estampida de intención de votos a otras fuerzas políticas. Cada dirigente-candidato tiene su target (público definido), y cada uno o una tiene su valor e importancia para la estructura partidaria y para la obtención de puestos de elección  que permiten detentar el poder político.
  3.          Porque se descuida el objetivo principal, que es el partido contrario con más posibilidades de ganar.


Ahora bien, en política, todo el que sale al ruedo debe estar preparado/a para trabajar bajo presión y para recibir críticas sin que ellas lo/a desvíen de su objetivo. Me explico. Trabajar bajo presión es trabajar los objetivos trazados bajo presión del tiempo y circunstancias internas y externas que afectan los resultados esperados. Entre esos factores exógenos se encuentran las críticas, denostaciones, campaña sucia, etc. Claro está, no se espera que éstas procedan de dirigentes –líderes del propio partido, sino de fuera de él.

En la vida es natural que cuando usted asume una posición, usted encuentre contrarios, y ese designio se multiplica de manera exponencial en la política.

En la campaña para diputados de la provincia Peravia, hay candidatos que prefieren hacer política en un ambiente altamente controlado, algo así como un experimento de laboratorio, lo que no es posible: Esto es política y la política-por ser una ciencia social- es cambiante/impredecible. Más aún, dentro de ese “ambiente controlado”, esos candidatos solicitan respeto y no ser atacados, cuando su accionar (no de forma pública, sino subrepticiamente), ha sido de ataques a todos sus oponentes (al punto de generar salidas de dirigentes importantes hacia otras fuerzas políticas), o personas que no endiosan su figura. Somos compañeros de partido, pero es preciso recordar que esto es política;  pero sobre todo, recordar que quien golpea, en algún momento será golpeado, porque lo que va, viene.

Con el primer párrafo, muy personalista, quise ilustrar la experiencia de una joven mujer que quiso ingresar a la política eleccionaria y fue maltratada recién entrando, no por los precandidatos a regidores de las otras fuerzas políticas, sino por los precandidatos a regidores de su propio partido. Y si eso fue contra una mujer, ¿Por qué usted no puede soportar los ataques?

El mejor consejo que puedo dar es: Trabaje en su campaña y olvide los ruidos externos. En esto no existe el ambiente controlado; demuestre que usted es realmente un político.

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