Estimado Señor Presidente, Luis Abinader Corona:
Soy ante todo, amiga y colaboradora de su gobierno, y espero
que siempre cuente con mi favor y el de millones de dominicanos y dominicanas que
creen en la posibilidad de un cambio en República Dominicana. Vemos con
entusiasmo algunas de sus designaciones. Yo, humildemente, me atreveré a hacer
una observación.
Señor Presidente, el cambio que esperamos las dominicanas,
no solo se circunscribe a que se reduzcan los niveles de violencia contra
nosotras, el cambio incluye una mayor representación en todos los niveles de la
administración pública: Qué justo sería ver la imagen de un Consejo de Gobierno
en que haya representación de la mujer. Si no podemos tener paridad en la
designación de ministerios, al menos sea justo.
Es un cliché pasado de moda que sean ministras las que dirijan el
Ministerio de la Mujer y Juventud, por eso no es raro que los conservadores
(esos que nos quieren de vuelta en las cocinas) aboguen por la eliminación de
esos ministerios y propongan la creación del Ministerio de la Familia, para borrar nuestra presencia en el aparato administrativo de un solo plumazo, y
conferirnos esa aura de esposa y madre, que nos ha costado tanto a nosotras, y que
no engloba a todas las mujeres, porque muchas no son ni una ni la otra.
Yo esperaba mayor designación de ministras.
Es cierto que Usted comenzó designando a Milagros Ortiz
Bosch y a Milagros Germán, como directora de Ética y Comunicaciones,
respectivamente; y ha prometido que las gobernaciones estarán dirigidas por
mujeres. Pero eso es peccata minuta, cuando se trata de poder y representación
de la mujer. Todos sabemos que los gobernadores, en la especie de su gobierno: las
gobernadoras, son cargos casi decorativos.
Colocar viceministras y directoras nos coloca un paso detrás
de los hombres, como si nosotras no fuéramos la mitad de la población, como si
no dejáramos el forro en los partidos y las campañas igual que ellos. Es como
si necesitáramos un Pater Familias para poder ejecutar en una institución
pública, como si no se nos pudiera dejar solas disponiendo.
No dudo en lo absoluto de la capacidad de las designaciones
que Usted ha hecho hasta el momento como ministros, pero mi pregunta ante cada
Twitdecreto es: ¿No existen mujeres con iguales o mejores condiciones que esos
hombres?
Nosotras confiamos en Usted, en que ya nada será como antes,
en que ya no seremos relleno, decorado, mujer florero, dádiva. No abogo por mí,
Señor Presidente, no seré ministra. Abogo por todas las mujeres que luchamos
por la paridad/ equidad/ igualdad, por una vida de libertad y oportunidades, por las
que nos revelamos contra el Techo de Cristal.
Yo le pido de corazón, que nos envíe un rayo de luz a este
túnel en el que llevamos siglos encerradas. Sigo confiando en Usted.
Afectos.
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