
Johanna Sigurdardottir es a partir de este lunes la primer ministra de Islandia (noroeste de Europa). Esta socialdemócrata fue azafata, sindicalista, diputada, ministra de Asuntos Sociales y miembro del Comité de Industria y del Comité de Asuntos Exteriores del gobierno islandés.
En su trayectoria ha acumulado una destacable popularidad en el ámbito político y ante sus conciudadanos. Es vista como una política y administradora pública eficiente, que en buen dominicano se traduciría en: "que resuelve" (estirpe política de la que tenemos una notable carencia).
Los medios de comunicación se han hecho eco de la noticia, destacando primordialmente su condición de ex azafata y lesbiana.
"Lesbiana es nombrada primera ministra de Islandia", como si la aparente trivialidad de la profesión de azafata más la "desviación" del lesbianismo, son las características fundamentales, a la vez que contradictorias, por las que fue elegida para el cargo.
Ante todo, Sigurdardottir es un ser humano -consciente de las diferencias de género, de las limitaciones de los islandeses "de abajo y de a pié", de los problemas que enfrenta la familia de hoy en día-, que se ha destacado por una trayectoria intachable y de servicio a su país.
La dimisión de los dos primeros ministros precedentes -el último en hacerlo, Geir Haarder, el pasado 26 de enero- han provocado su elección. Ella tiene el compromiso de enfrentar la crisis financiera y económica, así como mejorar el nivel de confianza de los ciudadanos y celebrar elecciones anticipadas en mayo próximo.
Su preferencia sexual no debe opacar ni la responsabilidad asignada ni el resultado de su trabajo.
Los grupos gays celebran la designación tímidamente. Si bien para ellos es un triunfo y una muestra de que la sociedad islandesa ha evolucionado ante el tema del lesbianismo y la homosexualidad, no desean ser vistos como promotores de estas conductas/preferencias ni opacar la trayectoria política y social de esta mujer con un aspecto de su vida personal.
Las Tres Juanas saluda la designación de Johanna Sigurdardottir, aunque advierte las limitaciones -actuales y potenciales- de dicha nominación.
La limitación actual es que fue elegida en momentos en que su país vive la peor de las crisis económicas de su historia y cuando dos primeros ministros ya han saltado del cargo producto de las protestas sociales. Es decir, la elección no se dió de primera mano, sino como solución a una crisis.
La limitación potencial es que de candidatearse al cargo para las elecciones de mayo, no fuera elegida. Sigurdardotti está en el derecho de aspirar a la posición, sin embargo, de no ser elegida quedaría demostrado que su país no está realmente preparado para asumir un primer ministro abiertamente homosexual o lesbiana y la desilusión sería colosal.
En conclusión, si bien no hay que dejar pasar este evento inadvertido, tampoco debemos fiarnos y dedicarnos sólo a celebrar. Su designación es un hecho coyuntural para el género femenino y la comunidad gay. La lucha por la igual de condiciones debe continuar en Islandia y fuera de Islandia, para que este acontecimiento no se convierta en una luz intermitente en la historia de los logros de los grupos minoritarios.
Ella:Tiene 66 años, es madre de dos hijos adultos fruto de su primer matrimonio. No posee título universitario alguno, es una política de carrera; y actualmente está casada con la periodista y autora teatral Jonina Leosdottir.