miércoles, 24 de marzo de 2021

La sociedad civil está ayudando al Presidente a hacer el cambio, y es bueno

Las denuncias sobre nepotismo, corrupción y acoso/abuso sexual vertidas a través de medios de comunicación y las redes sociales están ayudando al Gobierno a tomar decisiones. La oposición quiere hacer una fiesta con esto, pero no lo logra, porque al final se toman las decisiones correctas

Por Patricia Báez Martínez

Baní, provincia Peravia.- Aunque los nuevos escándalos sobre nepotismo, corrupción y acoso/abuso sexual que salpican al nuevo gobierno de Luis Abinader inoculan en la población la percepción de que la nación seguirá navegando en las mismas aguas turbulentas del atraso, es esperanzador el hecho de que se están haciendo las denuncias y, en algunos casos, ya se ven las consecuencias para los funcionarios denunciados. Durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), unos 16 años corridos –desde 2004-, se hacían las denuncias y los funcionarios seguían cometiendo los mismos actos de corrupción, sin que la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental, el Ministerio Público y la Cámara de Cuentas hicieran absolutamente nada.

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La Dirección de Ética era inoperante, el Ministerio Público fue apenas el instrumento utilizado por el ex presidente Danilo Medina para hacer una cacería de brujas contra sus adversarios,  mientras la Cámara de Cuenta –como se ha descubierto recientemente- no hacía las auditorias o las maquillaba. La nación estaba de manos atadas y postrada.

Ahora el ambiente de la administración pública, aún con sus reveses focalizados y  momentáneos:

La ministra de la Juventud fue removida de la posición, el director del IAD también, el encargado de Aduanas de Santiago por igual, los dos últimos están siendo procesados judicialmente por delitos contra la dignidad de la mujer. Josefa Castillo está siendo denunciada por nepotismo y abultamiento de nómina, al igual que el director del Instituto Superior Comunitario (ITSC). Aún falta ver el desenlace de estos últimos casos denunciados.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM) es un partido del sistema tradicional político en la República Dominicana. Aunque se llame moderno y sea de reciente fundación, acarrea los males de su ascendiente el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Esa es la razón por la que se dan estos casos, pese a la intención del Presidente Luis Abinader y su círculo más cercano.

Ante esta situación, la sociedad civil –organizada o no- y entre ella, los medios de comunicación, han asumido un rol de defensa del bien común y de las buenas prácticas políticas, denunciando a los funcionarios que han llegado al gobierno a copiar el viejo modelo político. El Ejecutivo escucha, investiga, y generalmente hay consecuencias, que en algunos casos llega hasta la judicialización de la denuncia.

Es así como el cambio que está proponiendo Luis Abinader conlleva, de manera obligatoria, la participación de toda la sociedad. Y eso es positivo. Es la sociedad civil la que se mantiene vigilante, la que denuncia, la que conmina a actuar a las autoridades competentes en materia de corrupción. Lejos de que el Gobierno se sienta atacado por esa sociedad civil en este tema, debe asumirla como una aliada en la lucha contra la corrupción y la impunidad, y para establecer el cambio que amerita el país y fue prometido.

De cualquier forma, corresponde al Gobierno distinguir el arroz de la paja, es decir, distinguir cuando las denuncias vienen de la sociedad civil con la intención de corregir los yerros, o cuando la denuncia proviene de la oposición política con el único fin de hacer daño a la imagen del Gobierno.

El país ha cambiado. Esos 16 años de gobiernos peledeístas corruptos llevaron a la sociedad civil al hartazgo, ese hartazgo que se expresó con cacerolazos y en la Plaza de la Bandera y que coadyuvó al triunfo del PRM en los dos procesos electorales de 2020, contra todo pronóstico. Esa sociedad civil es aliada del PRM y el cambio, lo vamos a construir entre todos y todas. Siéntase parte de él, si Usted desea un mejor país.


La autora es periodista y politóloga.