miércoles, 28 de febrero de 2007

Onomástico

Ayer cumplí 32 primaveras, que no son tales
Pericia vital y piel ajada, algo de eso tiene mi estación
Y es que flores nunca tuve
Galoparon en colorida manada en pos de Andrómeda.



Se me ha virado la fe como un mástil herido
Como un amor kafkiano, alucinantemente ficticio y propenso al odio Se me viraron los sueños y devinieron en pesadillas
Camino fue a laberinto, como flor de cerezo a alienígenas.


Mi cama, un puñado de grietas por donde se cuela la agonía,
Una voz conocida que se escapa quejumbrosa a la tecnología
Un sorbo de vino, y
Treinta y dos tantos y un virao.



Foto: Rodrigo Núñez.

martes, 20 de febrero de 2007

Mi sexo suma

Más que placer

Más que hijos

Más que labores domésticas

Más que un rostro agradable

Más que un cuerpo apetecible

Más que dependencia

Más que sumisión

Más que un segundo salario

Más que seguridad para tu seguridad

Más que la estabilidad del sistema


Mi sexo -mental, emocional y físico-
suma personalidad, sentimiento e inteligencia.

¿Aún lo deseas?

martes, 13 de febrero de 2007

Martes 13, amor

La luna,
que primero coqueta y locuaz,
montó sobre un corcel bayo,
y se despidió sin voces ni letras.

Acaricié las escasas estrellas
como a las cuentas de un Ave María inconcluso,
y las nubes danzaron -castañuelas en mano-
junto a la Eva nocturna.

¡Silencio! ¡Silencio!
Gritó desde el suelo el búho
a la bulliciosa chicharra
de movimientos embriagada en la rama.

Los silbidos de un ave presagiaron la oscuridad:
durmió mortecina la luna,
abrazadas las pestañas,
insomnes las palabras.

Mas tu cuerpo no estaba junto al mío.

lunes, 12 de febrero de 2007

Rosario Murillo, la poeta que escribe a "Daniel"

¿Podría establecerse un simil entre Rosario Murillo y Elena Iparraguire o Camarada Miriam? Sí, es posible encontrar rastros de mujeres que lo han dado todo por una causa política y el amor.

Patricia Báez

Los datos biográficos de Rosario Murillo (Nicaragua, 1951) son escasos en la internet y están indefectiblemente mezclados con los del líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y presidente electo de Nicaragua, Daniel Ortega.

Pudiera creerse que la historia política de Murillo, hasta ahora vocero del FSLM, comenzó con Daniel Ortega, pero el destino de esta mujer estuvo marcado desde siempre por la estrella de la lucha revolucionaria. En su sangre corre la sangre del líder de la independencia nicaraguense, el general Augusto Sandino, y desde muy joven se incorporó al FSLN.

¿Cómo se conocieron Murillo y Ortega? es un dato que desconozco, sin embargo, el hecho de que él estuviera preso en las cárceles somocistas entre 1967 y 1974, siendo ya miembro de la dirección del FSLN, puede que haya influido en el encuentro y posterior acercamiento de la pareja que renovó sus votos nupciales en septiembre de 2005, después de 27 años de convivencia juntos.

Una unión, en principio, muy a tono con los aires de las luchas revolucionarias y, al final, muy acorde con los aires de alineación con el sistema. "Los declaro: marido y mujer", sella el pacto de mutuo acuerdo.

De Rosario Murillo se sabe que estuvo casada con Jorge Narváez Parajón, fallecido, y con quien procreó a Zoilamérica Narváez Murillo, una joven que nació en 1967, el mismo año que Ortega cayó preso tras el asalto a un banco, y quien vendría a ser el cisma en la vida de la pareja.

Murillo, mujer de la clandestinidad política y luego primera dama de Nicaragua entre 1979 y 1990 tras el triunfo de la Revolución Sandinista, es poeta. Su pluma le escribe al amor, al desamor, a la naturaleza, a su amada Nicaragua y, claro está, a Daniel, con quien procreó ocho hijos y a quien en ocasiones ha dedicado cartas públicas.

"Pienso que es posible enfrentar la saña, la rabia, el ahogo, el furor, de la derecha y del imperio, con inteligencia, dignidad y respeto, por nosotros mismos, y por los demás", le dijo Murillo a Ortega y otros líderes del FSLN en alusión a la reacción de la dirigencia sandinista a los ataques de los partidos opositores.

Ahora, luego de 16 años fuera del poder en los cuales apoyó a Ortega en las cuatro contiendas electorales a las que éste se presentó sin éxito, Murillo vuelve a ver coronado su sueño de estar en la punta del iceberg, en el abismo de vida y muerte al que está acostumbrada.

En esos 16 años en la ominosa oposición de una izquierda anacrónica y desacreditada, Murillo tuvo tiempo de pasar del macrocosmos político al microcosmos familiar y de género, al enfrentarse en 1998 a la acusación de abuso sexual que hizo su primogénita, Zoilamérica, a Daniel Ortega.

La joven, ya a sus 31 años, tuvo valor para denunciar ante un tribunal y públicamente los presuntos abusos sexuales a los cuales estuvo sometida por Ortega durante 20 largos años.

"A mi madre la consumían las múltiples ocupaciones o responsabilidades ...Desde entonces no tenía la confianza para decirle que su compañero me decía cosas. No desee crearle problemas a mi madre con su compañero...", cuenta Zoilamérica en una carta pública.

Ortega negó las acusaciones y -sobre el apoyo de su madre Lidia Saavedra y la misma Rosario Murillo- apeló a la inmunidad parlamentaria que le otorgaba su posición de diputado. Además de esta ya privilegiada posición, la jueza consideró que el delito del que le acusaban había prescrito y el congreso nicaraguense se demoró en quitarle la inmunidad para que fuera investigado.

Con el argumento de que la denuncia de Zoilamérica era hija de la política sucia de la oposición, la familia Ortega Murillo pareció zanjar la situación. Sin embargo, una sola pregunta desata el maremagnum: ¿Era la revolución sandinista de 1980 una lucha feminista; era un principio del FSLN la libertad política, social y económica de la mujer nicaraguense?

Quizá "con el poder del amor", como suele escribir Murillo, pueda ella conciliar el sueño nocturno sin que el fantasma de la duda la despierte; la duda de que lo cortés no quita lo valiente y de que en la izquierda como en la derecha y el centro: patriarcado, machismo y violencia sexual forman parte del día a día.

Escrito el 11 de noviembre de 2006 para que conste en acta.


En Mujeres en Red, María Suárez Toro hace un análisis más profundo sobre la relación entre el incesto que se le imputa a Daniel Ortega y la composición y recomposición del poder político en Nicaragua a partir del pacto de 1999. Según la autora, el limbo en el que se encuentra la acusación de Zoilamérica Narváez hacia su padrastro es producto de la confabulación de un poder político en el cual el hombre tiene un papel hegemónico y la mujer viene a representar un papel de dignidad y libertad que no es tal.


Haz click en el artículo de Suárez Toro: Nicaragua un presidente acusado de incesto.

jueves, 8 de febrero de 2007

Té de feminismo, lesbianismo y "Caldo santo"

Una de las críticas que hace el solapado "movimiento machista" al feminista es que la mayoría, sino todas, las feministas son lesbianas. Una deducción muy simple, más no lógica, a una realidad tan compleja como las afiliaciones ideológicas y las preferencias sexuales.

Si existiera esa relación entre feminismo y lesbianismo tendríamos que preguntar a cada feminista y/o lesbiana ¿Qué fue primero en ellas, el feminismo o el lesbianismo? Es decir, cuál es la causa y cuál el efecto, porque pienso que no siempre la causa es el feminismo y la consecuencia el lesbianismo, sino tendríamos que aceptar que todos los políticos son corruptos, lo que no es cierto. Y para muestra basta un botón: Aura Celeste Fernández, excelente funcionaria y en extremo honrada.

Pero mi interés no es la teoría filosófica sobre la relación sobre entre feminismo y lesbianismo, sino lo que avizoro como un acto de "mala prensa" de los hombres hacia el movimiento feminista. Con esto amedrentan a las mujeres interesadas en la lucha por los derechos femeninos, en el sentido de que les advierten que serán tildadas de lesbianas o, en caso extremo, terminarán siéndolo.

El primer caso hipotético, ser tildada de lesbiana, no causa sorpresa. Inmediatamente una mujer toma el camino de la lucha contra el patriarcado es calificada de bruja, loca, desadaptada social, lesbiana...

El segundo caso hipotético, terminar siendo lesbiana, es algo que no debe alejar a las mujeres del movimiento, ya que una no debe adelantarse a los acontecimientos o -como dice mi abuelita- "poner la carreta delante del burro". Si adelantarnos a los acontecimientos fuera una constante, el número de matrimonios y de uniones consensuales disminuiría considerablemente, así como el número de frustraciones sentimentales .

Pero en fin, los acontecimientos vitales deben fluir y nuestra misión es darle curso cuando llega el momento.

El lesbianismo sin el feminismo no hubiese alcanzado el nivel de sistematización y desarrollo que ha logrado, y viceversa: el empuje, la pasión y la fuerza de las lesbianas del movimiento han hecho posible sacar a la luz muchos aspectos de la vida de las mujeres por siglos ignorados y mitificados de intrascendentes y "privados". No se puede negar que muchas autoras feministas son lesbianas o bisexuales. Y es que para entenderse como sujeto-mujer y reconocerse ante otras, muchas llegan al climax de amarse mutuamente.

Y no estoy diciendo nada nuevo, ya lo había dicho Adrianne Rich:

"Antes de que existiera o pudiera existir cualquier clase de movimiento feminista, existían las lesbianas, mujeres que amaban a otras mujeres, que rehusaban cumplir con el comportamiento esperado de ellas, que rehusaban definirse con relación a los hombres, aquellas mujeres, nuestras antepasadas, millones, cuyos nombres no conocemos, fueron torturadas y quemadas como brujas."

¡Bon appétit!

Ensayo de Yuderkis Espinosa "La relación feminismo-lesbianismo en América Latina"

martes, 6 de febrero de 2007

Pertenencia del cuerpo

Al hombre el cuerpo le pertenece, a la mujer no. El Estado y la iglesia son los albaceas del cuerpo femenino, representantes históricos del patriarcado, dominio de un género sobre otro.

En la sociedad patriarcal y moralista no existe justificación al aborto, ni por incesto ni violación ni malformaciones de la criatura ni riesgo de muerte materna. La maternidad así, pasa de privilegio del género femenino sobre el masculino a martirio del primero.

El hombre, presente en todas las instituciones políticas, sociales y económicas, funge como guardian y testigo de ese sufrimiento femenino que debe ser la maternidad, tronchada o conclusa.

Desde el Estado (Poderes Ejecutivo, legislativo y judicial) y la iglesia, el hombre ejerce la ley para mantener el orden "divino", pero más que nada, el orden antropológico; en pocas palabras: "A Dios rogando y con el pene dando". Para ser más claros.

¿Dónde estarán el Estado y la iglesia cuando esos niños necesiten cuidados y recursos especiales, cuando comiencen a delinquir desde los 8 años? ¿Qué les ofrecerán? Quizá una hostia que no calma la humana hambre; 550 devaluados pesos por mes; la correccional y, por último, penas máximas de entre 30 y 40 años de cárcel.

Si acaso esto es lo que desea la elite conservadora dominicana, no así un buen puñado de mujeres que exige la formalización del derecho a sus cuerpos y la planificación de sus vidas.

Sí a la vida, pero con opción a decidir. En definitiva, son nuestros cuerpos.

lunes, 5 de febrero de 2007

Tango del amor

Un, dos, tres, vuelta
Y tus labios se encuentran con los mios
Giro y respiras taciturno en mi cuello.
Pretendo retirarme, pero me retienes con rabia
Mis brazos se convierten en hilos por los que tiras de mi vida.
Pecho con pecho, boca con boca, pubis con pubis
Iniciamos una danza de dolor y sexo.

sábado, 3 de febrero de 2007

Mujer y Reforma Constitucional

En el reciente Encuentro Nacional para la Reforma Constitucional se pudo palpar el interés de las delegadas municipales de que los derechos de la mujer, la niñez y los envejecientes sean consagrados en la Carta Magna. Sin embargo, cuando los grupos provinciales se unieron en plenarias de discusión a nivel de región, este interés se vió relegado por otros más urgentes para los delegados, los cuales estaban concentrados en aspectos como la nacionalidad, la reelección y la elección de los diputados. Siempre los derechos individuales y sociales, en este caso de las mujeres, niños y envejecientes, se ven desplazados por la urgencia de ordenar el desorden del poder masculino.