martes, 24 de marzo de 2015

Cuatro panoramas








Por Patricia Báez Martínez

Danilo Vs. Hipólito
Si las elecciones fuesen hoy, 24 de marzo de 2015, y los candidatos presidenciales del PLD y del PRM fueran Danilo Medina e Hipólito Mejía, respectivamente, ganaría por un amplio margen el primero. ¿Por qué? Porque en 2012, tras unos cursillos de oratoria y el embotellamiento de estadísticas nacionales, el actual presidente demostró ser mejor candidato y porque goza de una gran popularidad gracias a que el PRD no hizo su trabajo: Oposición. Le ganó la primera vez que se enfrentaron y le ganaría nueva vez, ahora con un margen de diferencia significativo.

Danilo Vs. Luis
Si la reelección fuera posible a estas alturas y el candidato presidencial del PRM fuera Luis Abinader, es más probable- que en el escenario anterior- la reelección del Presidente. Danilo Medina goza de la popularidad de una gestión probada, y Luis Abinader tiene poca experiencia de Estado; también habría que ponderar cualquier resquebrajamiento entre los modernos tras la convención. De cualquier forma, sería un torneo con un debate electoral más provechoso para el país. En ambos escenarios anteriores, con Danilo de candidato presidencial del PLD, es preciso prever que el oficialismo no contaría con el apoyo de la familia Castillo (FNP) y de una parte del PRSC  -hoy dividido en torno a Leonel y Danilo-. Para garantizar su triunfo, Medina tendría que buscar apoyo entre los independientes e indecisos, de modo que pueda contrarrestar esa fuga de votos ya declarada.

Leonel Vs. Hipólito
Sería un escenario político frustrante para el electorado. Dos candidatos que ya han sido presidentes, y cuestionados. Leonel padeciendo una fuerte desafección a lo interno y externo del PLD e Hipólito con el hándicap de haber perdido dos torneos electorales, uno de ellos estando en el Poder, además de su edad, 76 años para 2016. El panorama, además de inapetencia política empujaría al electorado a decidir por “el menos malo”. Sin embargo, no olvidemos que Leonel es el candidato de las alianzas, cuenta con el apoyo de la familia Castillo y una parte del PRSC. Un triunfo de Hipólito en estas condiciones estaría apuntalado por su popularidad entre la gente de abajo y por el papel que pueda desarrollar la Convergencia para aglutinar fuerzas políticas en torno a su proyecto. Mi predicción es que ganaría Hipólito. Claro, después de ganarle a Luis Abinader y contender contra Leonel, tendría que ganarle a Roberto Rosario en la JCE.

Leonel Vs. Luis
Sería muy favorable para Luis Abinader ese escenario: Contender contra un exmandatario fuertemente cuestionado. La poca experiencia de Estado de Luis Abinader no tendría tanta importancia, porque el dilatado ejercicio político de su contrincante ha dejado mucho qué desear. El gran electorado apostaría a darle una oportunidad a Abinader y cerrar las puertas a un grupo que ha despojado al país de sus mejores prendas económicas y morales, y que amenaza con perpetuarse en el Poder de espaldas a la voluntad popular. Aun así, sería una contienda dura y difícil para el PRM y Luis Abinader, toda vez que Leonel Fernández posee habilidades excepcionales para concertar alianzas con supuestos partidos emergentes y podría contar con un partido más cohesionado que Luis, toda vez que el Poder y el dinero unifica.

En conclusión, al PLD le favorece más que su candidato de 2016 sea Danilo Medina, mientras el triunfo del PRM podría estar condicionado a quién sea el candidato del partido oficial, le conviene un Leonel Fernández u otro líder de más bajo perfil.

jueves, 19 de marzo de 2015

Quirino. Más allá del chisme y el rumor


La acusación contra Fernández Reyna no es para que funcionarios de poca monta lo tomen como chisme o bola de rumor público sobre la cual montarse para rodar; es un tema de Estado que demanda tomar las medidas institucionales de lugar que envíen a  la sociedad el mensaje de que no estamos viviendo en un Narcoestado

En los precisos momentos en que la Procuraduría General de la República eleva una instancia ante la Suprema Corte de Justicia para aperturar juicio por corrupción administrativa contra el senador Félix Bautista, el ex convicto Quirino Ernesto Paulino Castillo lanza la acusación contra el ex presidente Leonel Fernández de haber recibido recursos provenientes del narcotráfico para su fundación y sus actividades políticas. De las acusaciones, aún sin probar, de Paulino Castillo la figura que más parece destacar es la del ex presidente, sin embargo, siempre a su derecha y a la sombra, resalta la del senador por San Juan. ¿Cómo es posible que el Procurador no haya tomado nota de esas acusaciones para incorporarlas a la investigación que dirige a través de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa? Risible. Y es esta la prueba fehaciente de que en República Dominicana no existe una política de lucha contra la corrupción administrativa,  y cuando se ha hecho ademanes de ésta, es con sus límites. Ya cuando Guillermo Moreno acusó de corrupción al líder peledeísta, el Procurador lo dejó claro y por escrito: La lucha contra la corrupción tiene sus toros sagrados.

Sin embargo, el tema que nos ocupa no se limita solo a si la PGR, al día de hoy ha debido pronunciarse públicamente sobre las acusaciones de un narcotraficante confeso contra un ex presidente de la República –en tres ocasiones-, presidente de la principal fuerza política y posible candidato presidencial, no, va más allá, se refiere a la responsabilidad del Estado en la persecución del narcotráfico, el lavado de activos y los límites de los partidos políticos. Sobre este tema tienen responsabilidad tanto el Procurador como el actual presidente de la República, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados –por su responsabilidad en la aprobación de la Ley de Partidos Políticos-, el presidente de la Junta Central Electoral, los presidentes y secretarios generales de las demás fuerzas políticas, la Cámara de Cuentas, la Dirección Nacional de Ética, la supuesta Defensora del Pueblo, es decir, este es un tema transversal que toca todo el tejido social, toda vez que se envía el mensaje de que el narcotráfico estaría coaccionando con los resortes más delicados de las estructuras de Poder. Siendo conservadores y conservadoras.

El  escándalo creado no se resume a que el Comité Político del PLD se reúna en la casa de Leonel Fernández. No. Ese tema debió debatirse en ese organismo, pero en un terreno institucional, en la Casa Presidencial del PLD. No es un asunto de apoyo político a un líder, Quirino hoy es tema de Estado. La acusación contra Fernández Reyna no es para que funcionarios de poca monta lo tomen como chisme o bola de rumor público sobre la cual montarse para rodar unos días por los medios, sino para que a nivel institucional se tomen las medidas de lugar que envíen a  la sociedad el mensaje de que no estamos viviendo en un Narcoestado. Algo de ficción tiene la vida, de apariencias. ¿O es que es tan natural que un ex convicto acuse a un ex presidente de haberse beneficiado de recursos provenientes del narcotráfico como que un antiguo sastre de San Juan en diez años exhiba una fortuna injustificable, y que encima ambos sujetos involucrados estén política y afectivamente relacionados?

Tampoco las organizaciones de la sociedad civil han hecho presión en ese sentido, como en otros tantos temas de igual importancia y trascendencia. Dado que es narcotráfico, pocos le meten el pico o se salen por la tangente diciendo: “Ellos son blancos y se entienden”. Y es que el mal es tan grande y grave que los más encumbrados comunicadores nacionales eligen de qué hablar, algunas veces por miedo, otras como respuesta al pago de sectores y personalidades. Pero a decir verdad, quien ha debido defenderse de la acusación formulada en su contra no lo ha hecho ni lo hará, porque no es su costumbre, su modus operandi son los grupos de funcionarios, de abogados y de intelectuales que le manifiestan apoyo público, y, claro, las turbas.

¿Qué nos quedará como sociedad? Quizá un ex convicto muerto, un político a quien no le caben más acusaciones pero con potencial para volver a gobernar en esta sociedad de la información y del conocimiento que él tanto ha pregonado con cinismo, una burocracia rolliza a fuerza de ocultar crímenes y delitos de los poderosos, y generaciones de jóvenes y niños que crecen bajo el slogan “el fin justifica los medios”. ¿Qué es lo diferente en esta administración de Danilo Medina? ¿Dónde está la distancia entre él y Leonel Fernández? No aspiramos un Presidente amigo incondicional de ex presidentes, apelamos –por el mandato que le fue conferido a través del voto- a un Presidente amigo incondicional de los mejores valores e intereses del pueblo dominicano.

Duele decir, que hasta el momento, Quirino Ernesto Paulino Castillo (“el Don”) evidencia una fuerte y compleja complicidad de Estado con el narcotráfico, porque el que calla: Otorga. En términos jurídicos el caso prescribió; socialmente acaba de empezar.