Ya está más que comprobado, “donde Amable Aristy Castro pone el ojo, pone la bala”. Es cierto que siempre que se postula gana, porque cuando invierte en política apuesta a todo por el todo.
Llegó una de las horas decisivas de los candidatos presidenciales del PLD y PRD, los primeros en ser elegidos: saber quién es el nuevo y último contentor de importancia, dado el reducido tamaño del sistema dominicano de partidos.
Leonel Fernández, Miguel Vargas Maldonado y Amable Aristy Castro, ellos llevarán las insignias de los tres partidos tradicionales en las elecciones presidenciales de 2008.
Algunos analistas políticos vaticinan el triunfo casi seguro de Fernández en la primera vuelta electoral dada la debilidad en el carisma, discurso y credibilidad de sus adversarios. La encuesta Penn Schoen publicada el 12 de junio pasado así lo confirma.
Sin embargo, serán unas elecciones muy pobres en término de la ética y el debate sobre las políticas públicas, pues la fortaleza del candidato que se señala como futuro ganador radica en las colas de papel de sus adversarios, por lo que se augura un proceso dominado por campañas de descrédito.
El problema es que en la euforia ferial además de las colas ajenas se puede quemar la propia por accidente.
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