miércoles, 11 de febrero de 2009

Adiós a las etiquetas bueno y malo


"Zapatitos de charol, mediecitas de color, hay de fresa, hay de menta, hay de uva para la niña más hermosa que se llama Do-ña Ro-sa."

No sé su nombre, sólo sé que es la hermana mayor de Richard, un niño de unos dos años que reside en mi vecindario. Ella no vive con su hermano y su madre, porque ante las correrías de ésta última, el padre se la llevó a vivir con él, como si el niño no viviera una situación de riesgos por poseer un pene en lugar de una bulba.

Veía al niño caminar descalzo por las calles. Decidí regarlarle unas zapatillas que aún no le quedan a mi Amaya. Lo llamé delante de la hermana y le puse los zapatos en sus pequeños pies: gorditos y sucios. Una llaga sobre el talón impidió que le colocara el zapato correctamente en el pie izquierdo. Ambos hermanos me dieron la espalda y se fueron con las "gracias", -tal vez- floreciendo en el corazón.

Al rato volví a salir a la calle y estaba la niña junto al abuelo mientras Richard paseaba sus nuevos zapatos (que por cierto no se los he vuelto a ver) y avergonzada cubrió su rostro en las piernas del abuelo y le dijo: "Papá, la señora es buena". Él,que ya debía saber el origen del nuevo calzado del niño, le respondió que sí y añadió: "cualquier cosa que ella quiera o necesite tú la ayudas."

Pensé en el sexo, específicamente en la pederastia, ¿será que estoy frustrada? ¿todos somos tan sensibles ante este tema? Yo corregí: "cualquier cosa nooo". Me fui de allí con el amargo sabor de estar ante una futura mujer abusada. Ante un ser a quien le enseñan a ser agradecido de algo que no ha pedido y de lo que tampoco debe ser deudor.

Si alguien debe agradecerme el gesto -que no lo deseo ni me importa- es la madre. Quien por cierto ni siquiera me saluda. Somos los padres quienes como proveedores, protectores y tutores, debemos dar la cara ante cualquier objeto que le regalen a nuestros hijos. Las niñas y niños no son sujeto de responsabilidad socio-económica.

Entonces me pregunté ¿soy buena realmente? ¿qué es ser bueno? ¿el simple hecho de evitar que un niño camine descalzo por la calle me hace buena? ¿cuántos violadores no le regalan ropa, zapatos, juegos y helados a sus futuras víctimas? No todo el que te salva te quiere bien. Entonces pensé en Sarah Pepén y recordé también una vieja fábula, sencilla pero ilustradora.

Érase una vez una avecilla tierna que al no saber volar cayó en el corral de las vacas y una de ellas le defecó encima. El avecilla quedó totalmente cubierta de excremento, mojada y sin poder seguir su vuelo. Un gato oyó su trinar y se acercó al corral. Cuando le vió sucia e indefensa en medio de la inmundicia, le sacó de allí con su boca sin hacerle daño y empezó a bañarle como lo haría con su propio pelaje. Ya cuando el ave estaba limpia, feliz de sentir su cuerpo calentarse con los rayos del sol, el gato abrió su mandíbula y se lo comió.


No me creo buena, así que cuida de no caer en un corral.

7 comentarios:

Yalo dijo...

Uy, muy buena reflexión, Pat.
Y.

josearias dijo...

Excelente......me gusta tu reflexion. Mas que eso, me gusta esa capacidad de desmitificar la bondad. Lo perverso humano te va de maravilla. Tu blog se parece a ti, entre desenfado y acero, sinceridad y misterio

tu amigo jose arias......el que no te fuñe

Anónimo dijo...

Patricia, tienes razón. Es necesaria una educación que tienda menos a la sumisión, a la obediencia y al agradecimiento desmedido.

Cuidemos a nuestras niñas hoy.

Anónimo dijo...

Patri, sí que eres buena. No te minusvalores. Eres buena madre, buena amiga, buena hermana, buena trabajadora, buena profesional, aunque de vez en cuando, como a mi, se te salga lo endiablado y tengas ganas de estrangular a alguien.

Me gustó también tu reflexión en esta entrada.

Sobre la anédota final, es mi preferida. Moraleja: no siempre quien evacua encima de ti es tu enemigo, ni quien te limpia es tu amigo (omití las palabras dominicanizadas que hubiese preferido, para no ser vulgar).

Anónimo dijo...

Buena? Que importa que lo seas o no. Creo que hay una medida mas justa de las acciones humanas y es la satisfaccion de lo que se hace en el momento.

Te sentiste feliz al dar? si la respuesta es si, creo que eso basta.

Patricia Báez Martínez dijo...

Daniel, tienes toda la razón. Pero mi hermana Sheila me está enviando un mensaje que no entiendes, un mensaje sólo legible y entendible en una taza caliente de chocolate y una posición fetal en la cama.

Lo demás, déjalo que ruede, no le pongo atención a los halagos, aunque no caigo en el humildismo. Soy diletante de los abismos.

Marie dijo...

Excelente post Patricia, me encantó.