Apelamos a tu solidaridad para demostrar al Senado de la República que la clase periodística dominicana está unida y solicitar que sean esclarecidos los hechos intimidatorios que personeros al servicio del senador Alejandro Williams cometieron contra nuestras colegas y otras personas más.
Para tales fines, te solicitamos que adjuntes tu firma a esta carta en la sección comentarios.
Señor
Reynaldo Pared Pérez
Presidente
Senado de la República
Reynaldo Pared Pérez
Presidente
Senado de la República
Su Despacho
Distinguido Sr. Presidente:
Con profunda consternación, nos dirigimos a usted para solicitarle de forma enérgica que en su calidad de presidente del Senado de la República disponga una inmediata investigación que esclarezca e imponga las sanciones que correspondan sobre los hechos del pasado 27 de marzo.
Ese día personeros al servicio del senador Alejandro William se presentaron en forma intimidatoria a la residencia y lugares de trabajo de las periodistas María Isabel Soldevila, del periódico Listín Diario, Margarita Cordero, del periódico digital 7 Días.com, y Norma Sheppard, de radio Dial, de San Pedro de Macorís.
Los enviados de William también profirieron amenazas contra Adalberto Domínguez, corresponsal de 7días y del periódico El Nacional, en Nueva York, y Mayra La Paz, secretaria de la Seccional del CDP en esa ciudad, y Ramón Carrasco, presidente de la Sala Capitular del ayuntamiento de San Pedro.
Tras la “visita” de los personeros del senador William, el periodismo dominicano se siente amenazado en su integridad y en su libertad, en las personas de María Isabel Soldevila, Margarita Cordero, Norma Sheppard, Mayra La Paz y Adalberto Domínguez.
Estamos, sin dudas, ante un hecho sospechoso, decadente y de una intolerancia sin precedentes en perjuicio de nuestros colegas, y esto no se puede pasar por alto.
El periodismo dominicano se ha visto sometido en los últimos tiempos a todo tipo de atropellos y vejámenes, sin que las autoridades hayan adoptado, en ningún caso, las medidas que pongan fin a esa situación.
Los periodistas de República Dominicana no estamos dispuestos a permitir un atropello más en contra de nuestra clase, y la acción del senador William y sus personeros es una agresión de marca mayor, que desborda todos los límites razonables.
Hemos venido ante usted, señor presidente, al lugar donde el senador William tiene una curul, a reclamar medidas ejemplares, conscientes de que la vocación despótica que traen consigo esas acciones sólo puede ser anulada con una sanción a la altura del bochornoso acto que se ha cometido.
¡Qué derecho tiene este hombre de irrumpir la tranquilidad de nuestros colegas con un proceder desenfrenado y amenazante, digno de los peores tiranos!
¡A qué nivel de degradación hemos llegado para que un hacedor de leyes se dedique a promover violaciones de esa naturaleza, en perjuicio de ciudadanos que lo que hacen cada día es acogerse al estado de derecho y a las prerrogativas constitucionales que amparan la libertad de prensa y el derecho a la información!
¡O es que el Congreso va a permitir que uno de los suyos nos conceda las miserias que nos faltan para completar la decadencia de esta sociedad!
Señor presidente, hay un país entero pendiente de sus acciones. El Senado de la República no puede actuar como si nada hubiera pasado y premiar con su indiferencia la vocación despótica de un senador que anda repartiendo temores por el país y lastimando la decencia pública, en lugar de preocuparse de situaciones de orden ético en las que, según despachos de prensa, está involucrado, y que de tan escandalosas, se han convertido en noticia.
Ante un hecho tan bochornoso cometido por uno de sus miembros bajo el amparo de su condición de senador, el Senado de la República Dominicana está obligado a pronunciarse y actuar en consecuencia.
Además, los periodistas dominicanos y la sociedad en su conjunto no quieren más candidatos a la galería de mártires.
Queremos periodistas con plenos derechos y con seguridad de que no serán visitados por personeros al servicio de intereses oscuros.
Queremos respeto para esta profesión.
Queremos trabajar con esa libertad sin la cual el estado de derecho sería una mentira y la libertad de expresión un penoso espectáculo de circo.
En desagravio al periodismo dominicano, ¡queremos acciones!
Atentamente,
Vianco Martínez
Edwin Ruiz
Conde Olmos
Edwin Ruiz
Conde Olmos
Patricia Báez Martínez
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