miércoles, 21 de enero de 2015

Brujería oficial


Las religiones monoteístas condenan la brujería o hechicería. Como habitante de un país occidental y tercermundista, identifico al cristianismo como la religión monoteísta que combate este tipo de prácticas propias de los pueblos originarios, aplastados y exterminados, en los más de los casos, por el mismo Occidente que lucha por imponer su visión e intereses políticos, económicos y culturales, y la religión es el eje transversal que se encuentra en esas tres facetas, aunque se quiera simular que sólo está en la última.

Sin embargo, observo en el cristianismo, romano o protestante, elementos de brujería o hechicería: La numerología, el círculo, hablar en lenguas, aguas, aceites, panes y vinos con supuestos poderes de sanación y liberación, la cruz de ceniza en la frente, toques que desvanecen a los creyentes, etc.

Hoy precisamente asistí a la iglesia y escuchaba al Pastor  evangélico que trataba de impresionar a una asistente con cara de mujer no común de que el sacrificio de Jesús en el Calvario tenía unos mensajes o simbología, que el hecho de que fue crucificado con los brazos abiertos es porque así abrazaba a la humanidad entera, que si con las manos abiertas porque son diez dedos y éstos evocan a los Diez Mandamientos de la Ley de Moisés.

Y pienso, obviando por supuesto la teoría de que Jesús no existió, que siendo apresado y llevado al patíbulo, no podía él elegir la forma en que iba a ser amarrado a la cruz, o sea, que si fue con los brazos abiertos o no fue decisión de sus verdugos no suya, también recordé a los dos ladrones que murieron junto a él, también tienen diez dedos y habrían sido crucificados con los brazos abiertos. Me dije, diez dedos tenemos los humanos desde los tiempos de Adán, y conste que hasta el Papa ha admitido que el Génesis es una leyenda. Los diez dedos de las manos de los humanos, incluso de los monos, datan de millones de años, quiere decir que si habría que dilucidar quién fue primero, definitivamente los Diez Mandamientos y no once o nueve, son consecuencia de éstos y no los dedos consecuencia de los mandamientos.

La Fe merece ser apartada de la numerología. El tres, la sagrada trilogía del Padre, Hijo y Espíritu Santo, las Doce Tribus de Israel, los Diez Mandamientos, los Doce Discípulos. Cuando se cae en la numerología, la Fe se rebaja a los abismos de los que ha pretendido sacar a las almas y que condena desde los púlpitos del egocentrismo religioso. Pero no solo eso, es tiempo de respetar las tradiciones originarias y milenarias, en especial la cultura africana, dejar de asimilar el mal a lo negro, rebelarse al estigma impuesto por Occidente a lo diferente. Es bochornoso ver a un hombre afroamericano predicar contra las prácticas culturales africanas, convertido en un simple “perro del sistema”. Si la Fe sigue de espaldas a la historia y a la cultura, continuará menguando su número de seguidores, porque hoy día se demandan mensajes religiosos más elaborados, tolerantes, y menos propensos al 2 + 2 son 4.  

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