martes, 10 de marzo de 2020

Chacho Landestoy o el voto por fidelidad y lástima


Por Patricia Báez Martínez

El aún síndico del municipio de Baní, señor Chacho Landestoy, está aquejado de salud desde hace algún tiempo. Eso no es nuevo; creemos que es verdad que está enfermo cuando el lunes 17 de febrero el periodista Miguel Antonio Guerrero publicó -a través de la red social Facebook- una foto del ejecutivo municipal en una cama de una clínica de la ciudad, donde se encontraba recluido por problemas respiratorios. Aunque la política es una actividad en la que la mentira es moneda de curso legal, no dudamos de que así es.

Lo que encontramos extraño es que la imagen de él postrado sea publicada horas después de que el proceso de las elecciones municipales fuera suspendido, y no antes, si lleva ya un tiempo aquejado de salud, al punto de que antes de las elecciones su médico le recomendó quince días de reposo que él no acató.

Independientemente de que en la vida existen sucesos fortuitos, en política lo fortuito no es una regla sino una mísera excepción. ¿Qué hay detrás de la publicación de la foto en la clínica?

  • 1   Chacho Landestoy es consciente de que ha perdido las elecciones frente a Santo Ramírez, candidato el PRM. Es más, lo sabe el Presidente de la República porque así lo hizo saber José Ramón Peralta en un programa televisado.

  • 2   Con la suspensión de las elecciones municipales su campaña recibe una bocanada de aire. Se le adicionaron treinta días más para intentar revertir lo casi inevitable. Aunque Julio Martínez Pozo le mandara a decir que “apure el paso”, ni con zancos logrará alcanzar la voluntad popular de cambio en este municipio.
  • Él apuesta fundamentalmente: a) El voto de los empleados municipales, algunos que ni matándolos votan por él, pero que no pueden decirlo públicamente porque pierden el empleo; b) Al voto de personas que en procesos electorales anteriores le dieron un voto de confianza, pero la pava ya no pone donde ponía: “Yo le dije que sí que voy a votar por él para no hacerlo sentir mal, pero yo voy a votar por Santo”; c) A la campaña de difamación que ha montado contra el candidato del PRM; y d) A la lástima. Sí a la lástima, a que el pobre Chacho está enfermo y hay que hacerlo sentir bien. Y que a los emperadores romanos el poder les hace bien.


Entendemos que una persona que ha agotado casi veinte años al frente de un ayuntamiento, que ronda ya los 70 años de edad, está enfermo y no tiene nada más qué ofrecer a Baní porque sus capacidades y voluntad política están mermadas y/o anuladas, debe retirarse del cargo con -al menos- un poco de dignidad. Recurrir a la lástima como estrategia política después de iniciar una campaña de descrédito contra el candidato puntero en las encuestas, no evidencia más que una mediocridad política de límites insondables.

Esperamos que los días de reposo le hayan servido al ejecutivo municipal para poner en orden alguna idea en su cabeza, como es que “la salud  se logra con la paz y que la paz y el poder no son amigos”.

La autora es periodista y politóloga.

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