miércoles, 29 de octubre de 2008

Vivir en la oscuridad

Después de las 12:00 a.m. casi todo el mundo duerme. Las calles están desiertas y las casas parecen mausoleos apagados; el ruido, el smoke, se han ido ¡Aleluya! Es el momento de ganarle tiempo a las escurridas 24 horas del día: leer, escribir, trabajar, lavar biberones... y llegar a las 5:00 a.m. como una maratonista en primer lugar. Todo está en orden: el bolso de la niña arreglado, la ropa y las herramientas de trabajo planchada y en su lugar; sin embargo falto yo, la mujer, el espacio, el momento y las ganas de quererme. Quererme, sí, con egoísmo.

4 comentarios:

Fernando dijo...

Escrito está que hay un tiempo para todo. Eso debe incluir un tiempo para el egoísmo, no crees?
Me gusta más como lo dice Simone de Beauvoir, leído en Palincestos, el blog de la otra Patricia:
"Lo quiero todo de la vida, ser una mujer y también un hombre, tener muchos amigos y también la soledad, trabajar enormemente, escribir buenos libros y también viajar. Divertirme, ser egoísta y también generosa..."

Anónimo dijo...

Las mujeres hemos aprendido a vivir con el olvido de nosotras mismas. Nos miramos cuando nos sobra el tiempo. Somos una máquina de complacencia y de perfección, pues de no ser así, llega la culpa.

Sheila

Argénida Romero dijo...

Escrito desde la cotidaniedad de nuestra alma, la de las mujeres. Patricia, veo en tu desahogo un espejo (aunque aun no tengo hijos)...cuanto nos exigimos...valdrá la pena?

Un fuerte abrazo

Patricia Báez Martínez dijo...

Claro que vale la pena, Argénida, siempre y cuando no esperemos reconocimiento, pues eso sí que dificilmente se da. Todo lo contrario, existe un desfile de detractores y críticos (la familia, la iglesia, el Estado, tus propios hijos y hasta tu pareja) esperando tu menor titubeo o error para llevarte a la hoguera del descrédito y el desamor. Abrazos con cafeína.