miércoles, 7 de enero de 2009

Mujer, doble víctima de la guerra


Ahora que Israel bombardea sin pausa y sin prisa a la Franja de Gaza matando a supuestos terroristas y civiles de manera indiferenciada, es preciso recordar los efectos devastadores de la guerra en mujeres, adolescentes, niños y niñas, especialmente en las últimas:

Pierden a sus padres, son desplazadas, torturadas, violadas, esclavizadas, mutiladas, enroladas en la guerra como esclavas sexuales o “soldados”, le son conculcados sus derechos a seguridad, salud, educación, recreación…

Hamás es el objetivo aparente, pero JAMÁS volverán los brazos mutilados, las sonrisas robadas a golpe de bombas de racimo, las niñas asesinadas en esta nueva “incursión”.

Definitivamente, Israel y Palestina no pueden coexistir en un mismo territorio. Aunque la comunidad internacional logre un acuerdo de paz en el momento, los niños afectados por estos bombardeos serán los terroristas del mañana.

Y una vez más, las mujeres palestinas saldrán a las calles dispuestas a volar en forma de partículas. Y morirán ésas, y también las que llevan en brazos a sus niños enfermos… morirán todas, sino es que ya están muertas.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Ante todo !felicidades! por tan innovarora propuesta...me gustaría que leyera en mi blog(y de Natacha Pe;a), algo que escribí...mas o menos en la línea que sigue...www.escuchenos.wordpress.com... es el link. Sabrá según pase el tiempo un poco más de mí. Soy un compa;ero de Universidad de Laura Peralta y luchador de causas justas...como lo es la de poner en su lugar las cosas que históricamente no han estado donde deberiá de estar...una de ellas el VALOR DE LA MUJER...

Argénida Romero dijo...

Comento porque, en lo profundo de mí, siento tanta impotencia y la vez la vulnerabilidad de verme un día en los pies de estas mujeres.

...sin más

Anónimo dijo...

La guerra tiene efectos devastadores sobre las mujeres. Las deja sin sus hijos, sin sus maridos, sin casa, sin dinero, sin protección, sin nada.

Patricia Báez Martínez dijo...

Hace unos días fui a Cuesta. Me hice la "chiva loca" y compré un libro sin pensar en que ese dinero lo podía invertir en "necesidades" de la casa, como si las mías no contaran, incluida la lectura. Escogí "El libro negro de la condición de la mujer" y quise "presumir" con Sheila, pero resulta que la semana anterior ya lo había comprado. Ella y yo compartimos vínculos más allá del sanguíneo: regularmente nos atraen los mismos hombres y somos feministas. Ah! y también se siente bien cuando se afeita y se arregla las uñas (disculpa manita por la indiscreción). Pues en ese libro, interesantísmo -y apenas voy por la página 100- ya he leído tantas cosas atroces que se hacen contra la mujer a nivel mundial. Uno se entera de esas situaciones de abuso de soslayo, tratadas de manera general por agencias de prensa y periódicos dirigidos por hombres. Ufff! Sabemos de la ablación y la infibulación, de la dote, de la "compra de esposas", pero desconocemos los mecanismos antropológicos, culturales, sociales, políticos y económicos que operan detrás de ellos para que esas cosas aún pasen, a pesar de vivir el siglo XXI y de que desde finales del siglo pasado se legisla para erradicarlas.

Pensé en lo privilegiada que fui de niña, en lo privilegiada que son mis hijas, a quienes evito inculcarles cualquier idea de corte freudiano sobre nosotras. Ellas no padecerán las agresiones físicas, psicológicas y sexuales que sufren las mujeres de otras latitudes. ¡Qué dicha haber nacido en este intento de país! me decía. Pero, seguimos siendo parte de todas esas historias de terror en contra de la mujer.

Hay amigos que nos critican a Sheila y a mi por esa inclinación hacia las ideas feministas, dicen que no hay nada qué defender porque la mujer y el hombre YA son iguales, queriendo culpar al mismo feminismo de una visión de inferioridad hacia la mujer. O sea, "ya la mujer es libre, está en buena posición, no hay nada por qué luchar y ustedes son las que fuñen con eso de la diferencia".

Pero leyendo esas historias de mujeres ultrajadas en su condición biológica y social día a día, parecen historias distantes, pero siempre mi mente viene a RD. Como en el caso de China e India donde se cree que criar una HIJA es "regar la huerta ajena" o "cultivar los campos de otro", aquí el hombre le dice a eso "pelar para que otro chupe". Y aunque no soy psicóloga social, sospecho que en los casos de incesto está implícito un rechazo hacia eso; es decir, los padres incestuosos no soportan la idea de "mantener" una mujer para otro hombre sin antes aprovecharla.

En la India, China, Taiwan, Corea del Sur, Bangladesh, las niñas reciben menos y peores raciones de comida. Aquí no es que los hombres (padre e hijos) reciben mejores y más raciones alimenticias con el interés de que las niñas mueran como sucede en esos países. Pero ocurre como norma cultural, porque "ellos son los que más trabajan, son más grandes y requieren mejor alimentación". Esto en detrimento de la mujer misma: de la madre que trabaja fuera y dentro de la casa, de la niña que estudia, que hace tareas y que ayuda a la madre en las labores del hogar o en el campo.

Queda mucho por qué luchar, porque aún en nuestra propia sociedad vemos remanentes de una cultura discriminatoria hacia la mujer, que está tan arraigada que no nos permite detectarla y ver sus efectos devastadores para ella y el conjunto de la sociedad. Esto sin hablar específicamente de la violencia de género y de su mayor exponente: el feminicidio.

Y cuando no hayan motivos para seguir enarbolando ideas feministas o de igualdad de género, dice Christine Ockrent (recopiladora del libro) lucharemos para mantener los derechos y equiparaciones conseguidas.

NO DEJAREMOS DE GRITAR!!!

Anónimo dijo...

Patri, no te pongas de indiscreta, que se ofende el amigo aquel. Estoy de acuerdo contigo. Desde hace tiempo he sabido de manera somera la situación de muchas mujeres en otras latitudes del mundo, pero leerlas con tanto detalle te da grima, y el corazón se te rasga de dolor. Somos afortunadas de haber nacido de este lado del mundo.

Sobre quienes creen que el feminismo no tiene razón de ser, que son resabios estúpidos de mujeres machorras o lesbianas, simplemente no conoce la historia, no conoce la vida de las mujeres, no sabe lo que es el patriarcado, no sabe lo que es el machismo, el androcentrismo, no conoce nada de eso, y es una lástima que sean personas tan ciegas que no puedan ver más allá de lo superficial, de lo aparente, sin ver lo que se esconde detrás de la vida de cada mujer.

Feministas hasta la muerte, hasta que seamos realmente iguales a los hombres!!!!!!!!

Vámonos una semana para México, al Encuentro Feminista. ; )

Patricia Báez Martínez dijo...

Sheila, no tenemos ningún privilegio ante ninguna mujer en este globo terráqueo. Lo que dijo el "Señor" López Rodríguez en México deja todo al descubierto: hasta de este lado del mundo, la mujer violada es la causante de la violación. Sólo falta que seamos lapidadas, quemadas, desterradas. Sólo nos queda usar burka y que nos infibulen.

Vámonos pá México y sin "rabos".

Ja, ja, ja, ja.