domingo, 22 de marzo de 2009

Acroarte, Omega y las dominicanas

Por Susi Pola
¿Por qué ACROARTE no puede premiar a una persona como Omega? Aunque pareciera impensable frente a las evidencias tener que argumentar una respuesta, se trata de aclarar cómo las conceptualizaciones también han sufrido con los estragos de la decadencia y reclamar atención hacia los grandes temas sociales y culturales que explican el declive y deterioro de los valores reales.

Que las 38 dominicanas que han sido asesinadas en este primer trimestre del año, junto a las casi 1,500 ejecutadas desde el 2000 al 2008 por la violencia machista dominicana, merecen el respeto de la Asociación Dominicana de Cronistas de Arte, es un argumento de peso que vamos a dejar de lado frente al de la gran obligación que tenemos todas las instituciones y personas de la sociedad y la cultura de reconstruirnos para crecer y mejorar como pueblo.

La violencia basada en género y contra la mujer, es un problema de tal magnitud en el mundo que en el pasado Día Internacional de la Mujer, olvidando las reivindicaciones de las trabajadoras, las sufragistas y pacifistas históricas promotoras de la fecha y los motivos, los mensajes preocupados de los grandes líderes mundiales, fueron todos dirigidos a clamar por la disminución de las violencias y feminicidios contra las mujeres de mundo.

Y Antonio Peter de la Rosa, Omega, es un dominicano, identificado públicamente por el sistema social y el de justicia que, además de ser un reincidente, demostró que forma parte de ese 10 a 20%, señalado por las estadísticas internacionales como el grupo de machistas violentos en el mundo, caracterizado por la fuerte resistencia a cambiar, un grupo también llamado “depredador” que mantiene el riesgo de violencias graves y muerte en su entorno inmediato y ampliado.

En el caso de Omega, como persona pública a través de la música popular, guardando las distancias y con perdón, el peligro se extiende a toda la sociedad. Solo hay que echar un vistazo a los contenidos de sus canciones: “beber y gozar”…“mambero que quieren tumbarme el plante”…”bebiendo chiva en una discoteca”…”para todos los hombres que están en un país lejano, trabajando y mandándole todo a una mujer que lo traiciona”… “y mis amigos me decían, que tu a mi me traicionabas”…”Tu la macaste por traicionera!”…“Y ella gastándoselo con otro tigueron!”…”la etilla eh la vaina que ta´al dia”… “Dale bien duro que le llegue a la cotilla”… ”te voy a devorar mami tu envidura”…”Tu si eres chicle, me perrea con tu fuiche”… “este tiempo no se pue cree en mujeres”…”la vaina es que contigo ya yo toy cloro”. Permitir que niños, niñas y personas adultas además de tararear la música, vayan internalizado esos contenidos, es por si solo un hecho deplorable, pero más grave es aún, el ejemplo de un “artista” que agrupa a miles, haciendo alarde de sus ideas violentas, incluido vestuario y revólver de diamantes a la cintura.
Se entiende que la historia de Acorarte en general, y la premiación del Casandra en particular, sientan base en el estudio y análisis del medio artístico en todos sus aspectos, para la conservación de los buenos valores culturales y el avance competitivo hacia un medio artístico de calidad, y a la vez que representa a la sociedad dominicana, también se comprometa en el acrecentamiento positivo de la Nación.

En un país marcado por los altos índices de impunidad en materia de crímenes por violencia basada en el género, sea intrafamiliar y/o sexual, los espectáculos públicos y el medio artístico, son espacios de la sociedad dirigidos a todos los sectores etarios de la población, en los que el enfoque de “orientar para mejorar”, debe ser un valor celosamente protegido y aplicado por todas las instituciones, públicas y privadas.

Hay más razones que pueden ser agregadas y de tarea se deja; junto con el mensaje a la Secretaría de Estado de Educación y a su incumbencia para que vea más allá de sus narices y se ocupe de esta “deformación” que le llega a la niñez y adolescencia dominicanas directamente, para que hable. También, a la de la Mujer; Interior y Policía; la Procuraduría de la Niños, Niñas y Adolescentes y la de Mujer; el Despacho de la Primera Dama; las iglesias; las organizaciones de derechos humanos y de mujeres; el Congreso y el Ejecutivo. Todo el país es responsable de contener la carrera de asesinatos de mujeres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Apoyo 100% esta manifestación de protesta.