Por Patricia Báez Martínez
Pan y circo, James; y cuando se acabe el pan, que al menos
nos den circo.
La Fiscalía de la Provincia Santo
Domingo solicitará al Tercer Juzgado de la Instrucción de esa jurisdicción la
ampliación del plazo de las investigaciones sobre el caso Carla Massiel
Cabrera, el cual –hasta el momento- implica rapto y asesinato. ¡Enhorabuena!
Qué bueno que las autoridades judiciales dominicanas han colocado sus oídos en
el sentir de la ciudadanía que –por vez primera- no está dispuesta a deglutir
conclusiones salcochadas en aras de cerrar un caso que pudiera ser más
complejo.
Podría extenderse el horario del
circo, nos sentaremos en primera fila, a observar, analizar, exigir y hasta
protestar. Exigiremos más profesionalidad y responsabilidad de parte de la
Fiscalía de la provincia Santo Domingo: No más errores en este caso porque de
seguir este derrotero, al final no habrá ni expediente ni condenados.
Si es que nuestras autoridades no
están preparadas para enfrentar un caso de esta potencial magnitud, debe asesorarse.
En el país existen expertos en criminología conscientes de que el tráfico de
órganos aquí puede ser una realidad. Otros países de la región centroamericana
padecen este flagelo, lo están debatiendo públicamente y toman medidas. Según datos de Global Financial Integrity, el negocio del tráfico de órganos mueve mil doscientos millones de euros al año, con Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí como los principales importadores de órganos humanos. ¿Por
qué enterrar la cabeza en la arena como el avestruz? ¿No estamos en capacidad
de asimilar este nivel de descomposición social o se está encubriendo una mafia
macabra y multimillonaria?
Ojalá y el asesinato de Carla
Massiel sea obra del crimen común, mas no vamos a descansar por darle respuesta
no solo a este caso, sino a otros casos de niños desaparecidos en República
Dominicana, que son muchos y pasan sin pena ni gloria hasta que la desgracia
toca la puerta de un poderoso. No solo es la posibilidad de tráfico de órganos;
es un hecho la trata de personas en toda la región centroamericana y el Caribe,
incluida la trata de niños, por lo general con fines de esclavitud sexual.
Carla Massiel será el punto de
inflexión, habrá un antes y un después de su muerte; ella dividirá en antes y
después nuestro caótico y deficiente Sistema de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes. No tengan dudas las autoridades, y es pertinente que estén a la
altura de esa circunstancia para que no sean arrastradas por la ola de repudio
que su indiferencia pudiera provocar.
Se extenderá el horario del
circo, sin embargo, llevaremos en las manos tomates y huevos para lanzarlos contra
aprendices de payasos y acróbatas cuando no estemos satisfechos con sus actuaciones. ¿Te parece, Carla?
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