jueves, 15 de diciembre de 2016

Partido único o predominante en RD



Por Patricia Báez Martínez 

En días pasados defendimos nuestra tesis para optar por el título de maestra en Ciencias Políticas para el Desarrollo Democrático por el Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Iglobal) y la Universidad de Salamanca (USAL) con el tema Sistema de partidos políticos en la República Dominicana (1990-2016): Del tripartidismo al partido predominante, y en la ocasión se nos cuestionó por qué no admitíamos que vivimos en una dictadura o seudodictadura dado el desvencijado panorama que muestra la institucionalidad democrática dominicana (preferimos usar este término a democracia simple y pura, ya que los dominicanos asociamos más el de democracia al ejercicio electoral, y no existe una equivalencia real entre el hecho de votar y la democracia). 

Nuestra respuesta versó sobre las dos formas de abordar y entender las ciencias políticas y la política: normativa (deber ser) y empírica (es) –máxime si se trata de un estudio descriptivo como fue el nuestro-, así como la caracterización del sistema de partidos predominante, que es la tendencia que advertimos en el país. Mas por lo apremiante del momento ignoramos explicar por qué el sistema de partidos dominicano no es de partido único que es la clase de sistema que caza con la dictadura. Dado que el tema ha concitado durante los últimos años la atención de académicos, investigadores y políticos, consideramos pertinente explicar, aunque fuere por esta vía, por qué el sistema de partidos nacional no es de partido único y, por tanto, aún no vivimos en una dictadura. 

Para 1961, el politólogo francés Roberto Duverger definió una de las principales características del sistema de partido único: “…el partido mismo, como cuerpo, no deja jamás de controlar a todos los organismos del Estado”, además, observó que en este sistema es notorio un grado significativo de restricción de las libertades públicas. Ya en 2005, el italiano Giovanny Sartori enriquece la definición de clases de sistemas de partidos al clasificarlos primero en base a la competencia electoral en competitivos y no competitivos. El sistema de partido único pertenece al último grupo. Arguye Sartori que “sólo existe, y solo se permite que exista, un partido. Eso se debe a que ese partido veta, tanto de jure como de facto, todo tipo de pluralismo de partidos…”. 

Con estas tres caracterizaciones del partido único: i) control del Estado, ii) restricción de las libertades públicas y iii) nulidad de la competencia, pasamos pues a rebatirlas. 

Si bien es cierto que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ostenta el Poder Ejecutivo, controla el Senado y una parte de los diputados, así como el Consejo Nacional de la Magistratura, el Ministerio Público y las Altas Cortes –un control casi absoluto de los estamentos de decisión-, en el ámbito de las libertades públicas la mayoría de los dominicanos sigue disfrutando de ellas y el espionaje de Estado aparenta limitado. De hecho, se podría decir que en República Dominicana se respeta la libertad de pensamiento y expresión, aunque reconocemos que desde el Estado, y específicamente desde el Poder Ejecutivo, se utilizan “sofisticados” mecanismos de coerción de la libertad de expresión (negar o quitar publicidad gubernamental, provocar que propietarios de canales de TV rescindan contratos con líderes de opinión críticos, soborno a este tipo de comunicadores hasta neutralizarlos o convertirlos en bocinas gubernamentales, acaparamiento de los medios de comunicación en manos de altos dirigentes del partido, etc.). 

Como podemos ver, no todas las características del sistema de partido único se cumplen o se cumplen a cabalidad, por lo que encuadrar al sistema de partido dominicano en el partido único resulta difuso, y se podría interpretar como una reacción alarmista. Sin embargo sí se cumplen de manera efectiva las dos características principales del sistema de partidos predominante: i) un partido gobierna de forma ininterrumpida (no alternancia) y esto ocurre en el país desde 2004, con la agravante de que el ex presidente y presidente del PLD, Dr. Leonel Fernández Reyna, señaló como el principal objetivo del VIII Congreso Norge Botello convertir al PLD en una fábrica de presidentes y presidentas que gobernará la nación hasta mediados del presente siglo; y ii) existen terceros partidos (los minoritarios) que ayudan al partido predominante a retener el poder. Estos terceros partidos trabajan en dos sentidos, ayudando al predominante PLD a brindar la apariencia de que el sistema electoral es competitivo –procura de la legitimidad necesaria para la gobernabilidad-, y aportando votos para que ese partido obtenga el 51% para ganar las elecciones presidenciales. 

El nacimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el 35% de los votos que obtuvo con su participación en el primer certamen electoral confirman también que estamos ante un sistema de partido predominante, pues de ser de partido único el PLD no habría permitido su conformación y participación las elecciones recién pasadas, mismas que no estuvieron exentas de trabas y dificultades –vale la aclaración-, es decir, que esas elecciones no habrían sido competitivas, como lo fueron. 

En nuestra tesis sostuvimos que existe una tendencia hacia el partido predominante, es decir, se está en el proceso, aunque si tras el surgimiento de una segunda fuerza política con potencial de ser gobierno, el PLD se reelige en las elecciones de 2020, no habrá dudas de que estamos ya ante un sistema de partido predominante consolidado, en especial, si la reelección del partido oficial también incluye la del actual presidente, reelecto en 2012 tras una reforma constitucional como todos recordarán. Sólo entonces todo el Estado estaría en manos del PLD, veríamos totalmente limitadas las libertades públicas alcanzadas y las elecciones se convertirían en una “competencia” por el poder con un único participante.

No hay comentarios: