Viniste a mi tierra con aire altanero
En el viaje de los canis
Y te adueñaste del llano
Pues de espinas siempre estuvisteis vestida.
Del África sustrajeron, para domarte,
Negros apiñados en los
Guineamen
Obligados ellos con el
látigo
En el trapiche a extraer
tus fluidos.
Y a más demandar azúcar la
Corona
Más negros, más ingenios,
más trapiches.
Sacar el melao a la hiel
del eurocentrismo:
Fuerza, sudor, hambre,
látigo, castigo, muerte.
La fuerza de
la historia impregna tus cristales.
El azúcar, esclavitud del
negro.
El trapiche del hombre
blanco lo destruyó
Hasta que la enferma Europa
demandó morfina.
Hoy el ingenio sigue siendo
del blanco
Y el negro continúa allí
destilando sudor y lágrimas
Mas no como negro… apenas
dominicano,
Un concepto que pretende
ocultar siglos de esclavitud.
¡Azúuuucar,
¿Cuánto dolor trago cuando
te derrites en mi lengua?
¿Cuántos negros muertos
ignorados por los historiadores blancos?
¿Cuánto linaje castizo en
tu posesión pese a las cinco centurias?!
Esta negra maldita te
reclama como suya.
Reclama la tierra ancestral,
la raíz del conquistador y el espigado tallo
Tus campos florecidos que se
extienden en este Sur parido de pobres.
Eres mía, me perteneces
porque me destruiste, y al destruirme te hiciste mía.
Patricia Báez Martínez
9 Abril 2017
Baní, prov. Peravia
No hay comentarios:
Publicar un comentario