miércoles, 22 de abril de 2009

Corotos viejos

Inicié este blog en marzo de 2007, desde ese entonces he escrito sobre temas de los que hoy vemos el desenlace y vaticinamos las consecuencias, uno de ellos es la despenalización del aborto terapéutico o en casos especiales. Da pena ver, cómo temas escritos hace algunos años, aún tienen vigencia, cómo los planteamientos de las organizaciones que trabajan los temas de la Mujer venían advirtiendo de algo que ayer tomó forma de fundamentalismo medieval en la Asamblea Revisora.

Por eso, he decido volver a publicar tres post de los primeros publicados en este espacio:

Mujer y Reforma Constitucional

En el reciente Encuentro Nacional para la Reforma Constitucional se pudo palpar el interés de las delegadas municipales de que los derechos de la mujer, la niñez y los envejecientes sean consagrados en la Carta Magna. Sin embargo, cuando los grupos provinciales se unieron en plenarias de discusión a nivel de región, este interés se vió relegado por otros más urgentes para los delegados, los cuales estaban concentrados en aspectos como la nacionalidad, la reelección y la elección de los diputados. Siempre los derechos individuales y sociales, en este caso de las mujeres, niños y envejecientes, se ven desplazados por la urgencia de ordenar el desorden del poder masculino.

Pertenencia del cuerpo

Al hombre el cuerpo le pertenece, a la mujer no. El Estado y la Iglesia son los albaceas del cuerpo femenino, representantes históricos del patriarcado, dominio de un género sobre otro.

En la sociedad patriarcal y moralista no existe justificación al aborto, ni por incesto ni violación ni malformaciones de la criatura ni riesgo de muerte materna. La maternidad vista así, pasa de privilegio del género femenino sobre el masculino a martirio del primero.

El hombre, presente en todas las instituciones políticas, sociales y económicas, funge como guardián y testigo de ese sufrimiento femenino que debe ser la maternidad, tronchada o conclusa.

Desde el Estado (Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y la Iglesia, el hombre ejerce la Ley para mantener el orden "divino", pero más que nada, el orden antropológico; en pocas palabras: "A Dios rogando y con el pene dando". Para ser más claros.

¿Dónde estarán el Estado y la Iglesia cuando esos niños necesiten cuidados y recursos especiales, cuando comiencen a delinquir desde los 8 años? ¿Qué les ofrecerán? Quizá una hostia que no calma la humana hambre; 550 devaluados pesos por mes; la correccional y, por último, penas máximas de entre 30 y 40 años de cárcel.

Si acaso esto es lo que desea la elite conservadora dominicana, no así un buen puñado de mujeres que exige la formalización del derecho a sus cuerpos y la planificación de sus vidas.

Sí a la vida, pero con opción a decidir. En definitiva, son nuestros cuerpos.

Mi sexo suma

Más que placer

Más que hijos

Más que labores domésticas

Más que un rostro agradable

Más que un cuerpo apetecible

Más que dependencia

Más que sumisión

Más que un segundo salario

Más que seguridad para tu seguridad

Más que la estabilidad del sistema


Mi sexo -mental, emocional y físico-
suma personalidad, sentimiento e inteligencia.

¿Aún lo deseas?

3 comentarios:

Sheila dijo...

Las mujeres no podemos darnos por vencidas. Esta es sólo una batalla perdida, pero no la guerra.

Mercedes Pión dijo...

Esta muy interesante tu blog especialmente este articulo de no soy dueña de mi, la mujer a cambio de que su cuerpo es "suyo" piensa que puede hacer lo que quiera con el pero no es asi. Hay cosas que nos permiten ver que realmente no somo quienes para decidir si un inocente vive o no.

Me gustaria que visitaras mi blog http://reflexionesmpion.blogspot.com/ y me dejaras un comentario, es para que veas que las injusticias principalmente son cometidas por las autoridades.
Que ejemplo le damos a las generaciones siguientes.

Patricia Báez Martínez dijo...

Gracias, Mercedes, te prometo que pronto volveré a escribir. Ya me siento depre por no alimentar el blog y por no darle a ustedes el gusto de mi lectura. Besos.