martes, 21 de julio de 2020

Carta pública al presidente Luis Abinader Corona



Estimado Señor Presidente, Luis Abinader Corona:

Soy ante todo, amiga y colaboradora de su gobierno, y espero que siempre cuente con mi favor y el de millones de dominicanos y dominicanas que creen en la posibilidad de un cambio en República Dominicana. Vemos con entusiasmo algunas de sus designaciones. Yo, humildemente, me atreveré a hacer una observación.

Señor Presidente, el cambio que esperamos las dominicanas, no solo se circunscribe a que se reduzcan los niveles de violencia contra nosotras, el cambio incluye una mayor representación en todos los niveles de la administración pública: Qué justo sería ver la imagen de un Consejo de Gobierno en que haya representación de la mujer. Si no podemos tener paridad en la designación de ministerios, al menos sea justo.

Es un cliché pasado de moda que sean ministras las que dirijan el Ministerio de la Mujer y Juventud, por eso no es raro que los conservadores (esos que nos quieren de vuelta en las cocinas) aboguen por la eliminación de esos ministerios y propongan la creación del Ministerio de la Familia, para borrar nuestra presencia en el aparato administrativo de un solo plumazo, y conferirnos esa aura de esposa y madre, que nos ha costado tanto a nosotras, y que no engloba a todas las mujeres, porque muchas no son ni una ni la otra.

Yo esperaba mayor designación de ministras.

Es cierto que Usted comenzó designando a Milagros Ortiz Bosch y a Milagros Germán, como directora de Ética y Comunicaciones, respectivamente; y ha prometido que las gobernaciones estarán dirigidas por mujeres. Pero eso es peccata minuta, cuando se trata de poder y representación de la mujer. Todos sabemos que los gobernadores, en la especie de su gobierno: las gobernadoras, son cargos casi decorativos.

Colocar viceministras y directoras nos coloca un paso detrás de los hombres, como si nosotras no fuéramos la mitad de la población, como si no dejáramos el forro en los partidos y las campañas igual que ellos. Es como si necesitáramos un Pater Familias para poder ejecutar en una institución pública, como si no se nos pudiera dejar solas disponiendo.

No dudo en lo absoluto de la capacidad de las designaciones que Usted ha hecho hasta el momento como ministros, pero mi pregunta ante cada Twitdecreto es: ¿No existen mujeres con iguales o mejores condiciones que esos hombres?

Nosotras confiamos en Usted, en que ya nada será como antes, en que ya no seremos relleno, decorado, mujer florero, dádiva. No abogo por mí, Señor Presidente, no seré ministra. Abogo por todas las mujeres que luchamos por la paridad/ equidad/ igualdad, por una vida de libertad y oportunidades, por las que nos revelamos contra el Techo de Cristal.

Yo le pido de corazón, que nos envíe un rayo de luz a este túnel en el que llevamos siglos encerradas. Sigo confiando en Usted.

Afectos.

No hay comentarios: