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viernes, 6 de marzo de 2020

David Collado o el golpe económico de los Viccini


Por Patricia Báez Martínez

“No puede existir un peor líder que
aquel que solo se debe a un sector
de un sector económico de la sociedad”,
la autora.

David Collado es un joven emprendedor, luego diputado, y más recientemente alcalde del Distrito Nacional, para muchos: Un presidenciable, y no lo ponemos en dudas, lo que sorprende es el descaro con el que se le está promoviendo para el período 2020-2024. Aupado por uno de los Viccini, David Collado pasó del mundo empresarial y de la televisión (‘El emprendedor’) a la política. Algunos dicen que es reformista, y de hecho logró la alcaldía con votos de ese partido y del Revolucionario Moderno (PRM), pero a final de cuentas pareciera no deberse a nadie más que quien paga para que él ocupe posiciones clave del poder político-económico.

No aspiró a reelegirse como alcalde del Distrito Nacional y cedió la oportunidad a Carolina Mejía. Se rumora que esto se debe a será el candidato vicepresidencial de Luis Abinader (PRM). Sin embargo, desde algunos influyentes medios de comunicación también se le atribuía poder ser el compañero de fórmula de Gonzalo Castillo (PLD). Es decir, como si él no se debiera ni al PRSC ni al PRM que le han apoyado hasta el momento en su carrera política, como si las estructuras políticas debieran llorar en peregrinación tras él, buscando que éste les acepte una candidatura a un puesto electivo, y no fuera lo contrario, como hace la mayoría de los políticos en
República Dominicana.

¿Cuántos votos mueve David Collado por sí solo (sin estructura política que le respalde)? Cuantificado esto, podremos determinar si merece o no tanta pleitesía, que no sea la que se le puede conferir a un influencer u outsider del momento. 

Preocupadísima estoy, porque una buena parte de los jóvenes que protestan frente a la Junta Central Electoral (JCE) ha expresado no desear que el escenario se contamine con la presencia de políticos. Quieren mostrarse apartidistas cuando desde el momento que se apostaron frente a la JCE tomaron partido contra la violación a la Constitución y la voluntad popular. Y porque en medio de este “todos contra todos” político, el delfín de Juan Bautista Viccini (Juanba) no tiene una candidatura definida y en las redes sociales se le promueve para ser candidato presidencial en las elecciones de mayo próximo, es decir, se acaricia la idea de un golpe económico a sectores políticos que han apoyado a los Viccini en sus aspiraciones de tener un representante, primero en la Cámara de Diputados, y luego en el Distrito Nacional (recuerden que esta familia es dueña de casi toda la Ciudad Colonial y del Puerto de San Soucí).

¿Qué podría esperar República Dominicana de un presidente que es movido por los hilos de una familia que acumuló riquezas con el despojo al pueblo durante la dictadura trujillista? ¿Que ya instalado en la Presidencia les regale las plantas de Punta Catalina a sus amos (dado que las mismas fueron construidas en sus terrenos, terrenos donados por Trujillo a Juan Bautista Viccini Burgos)?

¿Qué puede esperar República Dominicana de un presidente que no se debe ni al PRSC, ni al PRD, ni al PRM ni al PLD (que son las estructuras políticas a través de las cuales se organiza la sociedad y elige a sus autoridades), ni a nadie; solo a “Juanba”, porque no se debe ni a sí mismo, ya que es un objeto empeñado en la peor de las compraventas del país, la del rico opresor?

Cuando el río está revuelto, muchos se animan a pescar, de ahí la acuñada frase popular de: “Pescar en río revuelto”, pero ¡Cuidado! Además de salmón o trucha se puede pescar un gran remolino engullidor.

La autora es periodista y politóloga.

viernes, 1 de junio de 2018

Ramfis es solo eso: ráfagas



Por Patricia Báez Martínez

Desde que el hijo de Angelita Trujillo y nieto de Rafael Leonidas Trujillo anunció su intención de ser presidente de la República Dominicana se ha generado un debate socio-político en torno a su figura que perdura por meses y se mantiene latente a solo dos años de las elecciones del 2020. En este tenor, el escarceo antitrujillista ha recrudecido a la par de supuestas encuestas que lo dan como posible ganador en la próxima contienda electoral, en la que el presidente Medina está impedido de participar por razones constitucionales y de lógica política.

Sin embargo, Ramfis Domínguez Trujillo no debería ser tema de preocupación y discusión, porque aun excluyendo del debate el tema de la nacionalidad y el pasado ominoso de su familia -la cual sometió por treinta años a la sociedad dominicana a la más férrea dictadura de América Latina-, el hijo de Angelita no tiene condiciones  para ser presidente en esta media isla. Las razones son tres:

1)    El recuerdo aun vívido de la dictadura. Aunque han pasado 57 desde la caída de la dictadura, para muchos “parece que fue ayer”, como dice la canción interpretada por  el mexicano Vicente Fernández. Muchos de los perseguidos, encarcelados y torturados viven aún y rechazan cualquier propuesta política enmarcada en la memoria y el legado de la dictadura trujillista. Amén de que las generaciones que no vivimos la dictadura, hemos recibido de nuestros padres, madres, abuelos, abuelas, tíos y tías toda la información necesaria para tener un concepto bien formado sobre la dictadura, el cual nos impide abrazar o permitir una propuesta herencia de ésta. Si salir de Trujillo le costó a República Dominicana treinta largos años de lágrimas y sangre, y el exterminio de los valientes conjurados de la noche del 30 de mayo, no es verdad que la mayoría dominicana se arriesgará a una propuesta de esta naturaleza. 

2)    La escasa o nula dote político-intelectual del aspirante. ¿Cuál es la carrera profesional de Ramfis Domínguez Trujillo? ¿Tiene una hoja de trabajo que mostrar? ¿Qué hacía antes de ocurrírsele la oportunista idea de venir a aspirar a ser Presidente de lo que él cree aun la finca de su abuelo? Ramfis Domínguez Trujillo no tiene nada qué mostrar ni ofrecer que no sea la sangrienta y latrocina historia de sus ancestros. Este señor es un personaje que se dedicó a vivir de la fortuna que sus familiares extrajeron de esta República cuando fueron sacados a la fuerza y que, viendo la debilidad institucional y democrática en el país, haya oportuno el escenario para lanzar el anzuelo y tratar de pescar en río revuelto, primero pasando una factura a Quique Antún (a la sazón administrador del BNV) por 5 millones de dólares, o sea, un acto de corrupción actual por parte de la familia del exdictador. Pero fuera de ahí, no tiene absolutamente nada qué ofrecer, que no sea robar, linchar a haitianos y, si nos descuidamos, a dominicanos también. Porque a raíz de su salida a la palestra pública hemos observado que son muchos los trujillistas en la media isla, y como no hay perro sin pulgas, así como hay trujillistas, deben estar camuflados en la multitud algunos Johnny Abbes.

3)    Falta de apoyo de sectores determinantes. No nos llamemos a engaño, en este país no hay elecciones, sino simulación electoral. Aquí toma la Presidencia el candidato que los sectores industrial y empresarial eligen de mutuo acuerdo; la elección la hacen ellos. Para Ramfis Domínguez Trujillo ser Presidente debe contar con el concurso de los principales líderes industriales y empresariales del país, y eso es muy cuesta arriba, porque si bien estos sectores demuestran ser políticamente conservadores, no olvidemos que fue precisamente la burguesía dominicana que se deshizo de Trujillo el 30 de mayo de 1961, es decir, que es una clase social que ya no quiere vínculos con dictaduras, incluso, en los últimos años ha apostado a una mayor democratización del país y al fortalecimiento del proceso electoral promoviendo y apoyando los debates televisados de candidatos presidenciales. Si algún grupo empresarial, por vínculos y/o agradecimiento lo apoyaría, sería el de los Vicini, y ese es un grupo grande, es decir, Ramfis podría obtener el apoyo de uno de los miembros de la familia, pero no de todos. De hecho, esa familia, en esferas de decisión empresarial tiene dos representantes, lo que a mi entender evidencia dos tendencias. Por lo tanto, no se puede ver a este grupo como a una entidad homogénea en términos políticos.

En contraposición a este requerimiento indispensable, los apoyos que ha conseguido Ramfis hasta el momento vienen de ventorrillos políticos de poca monta y de generales sin tropa que –tras más de una década de lucha- al no poder convertirse en el Chávez dominicano, se han decantado por respaldar un movimiento político sin apoyo popular en el que ellos, de producirse un vacío político de gran impacto en el país y tras algunas escaramuzas, podrían terminar siendo ministros de las Fuerzas Armadas y volver a vestir el uniforme militar.

¿Qué busca Ramfis Domínguez Trujillo con toda esta alharaca?

Alto conocida en el país es la práctica política de ser precandidato a un cargo o posición mucho más alto de la posible para quedar siendo el candidato de la posible. O sea, este señor, al aspirar a la Presidencia de la República se mantiene en la palestra pública hasta las elecciones, va ganando algunos adeptos entre personas de criterio dudoso y oportunista, y se convierte en un candidato potable a senador o diputado de una de las fuerzas políticas conservadoras y/o nacionalistas que en los últimos años han ganado un poco de auge gracias precisamente al tema haitiano que Ramfis ha sabido explotar a su favor, pues su abuelo es el autor intelectual de la matanza de haitianos de 1937 que casi le cuesta la vida a José Francisco Peña Gómez.  

El otro objetivo de los movimientos de Ramfis Domínguez Trujillo es mantenerse en el foco de la opinión pública formal (periódicos, programas de tv, programas de radio, etc.) e informal (redes sociales y rumor público), porque en política es sumamente importante que se esté hablando del aspirante a una posición, ya sea en bien o en mal; preferible que sea en bien, pero si se habla en mal, no es negativo del todo, porque se mantiene la vigencia de su nombre en el imaginario social, luego solo hay que implementar una campaña que mejore la imagen del aspirante, porque en política, de lo que no se habla, no existe. Y que el tema Ramfis Domínguez Trujillo se mantenga latente es una estrategia política que al final, bien utilizada, generará sus dividendos.

De paso, como de carambola, pero quizá como parte de un acuerdo con el oficialismo, el nieto del dictador mantiene a la población atenta a sus movimientos y en una actitud permanente de rechazo y combate a su imagen, con el fin de que se pierda el interés en el tema de la corrupción, como por ejemplo, por el caso Odebrecht, que lejos de que se incluya a todos los que tomaron dinero de la multinacional brasileña –como se le ha pedido al Procurador-, ya empiezan a ser descargados los encartados, es decir, que es también un distractor social. Y no menciono otros casos de corrupción de este gobierno para no correr el riesgo de ser demanda por uno de los superministros de Danilo Medina, pues si algo ha demostrado la administración peledeísta es que está tan especializada en el robo público, que roba y demanda a los denunciantes, resultando gananciosos de causa gracias a una justicia más que a su servicio: cómplice.

Si bien en nuestro país hay que dormir como los tiburones: con un ojo abierto y el otro cerrado; por más ráfagas que sienta y escuche afuera, no pierdo la paz, porque como isleña tengo la convicción de que después de la tormenta siempre reina la calma.  Ramfis es solo eso: ráfagas.


La autora es periodista y politóloga.


jueves, 19 de marzo de 2015

Quirino. Más allá del chisme y el rumor


La acusación contra Fernández Reyna no es para que funcionarios de poca monta lo tomen como chisme o bola de rumor público sobre la cual montarse para rodar; es un tema de Estado que demanda tomar las medidas institucionales de lugar que envíen a  la sociedad el mensaje de que no estamos viviendo en un Narcoestado

En los precisos momentos en que la Procuraduría General de la República eleva una instancia ante la Suprema Corte de Justicia para aperturar juicio por corrupción administrativa contra el senador Félix Bautista, el ex convicto Quirino Ernesto Paulino Castillo lanza la acusación contra el ex presidente Leonel Fernández de haber recibido recursos provenientes del narcotráfico para su fundación y sus actividades políticas. De las acusaciones, aún sin probar, de Paulino Castillo la figura que más parece destacar es la del ex presidente, sin embargo, siempre a su derecha y a la sombra, resalta la del senador por San Juan. ¿Cómo es posible que el Procurador no haya tomado nota de esas acusaciones para incorporarlas a la investigación que dirige a través de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa? Risible. Y es esta la prueba fehaciente de que en República Dominicana no existe una política de lucha contra la corrupción administrativa,  y cuando se ha hecho ademanes de ésta, es con sus límites. Ya cuando Guillermo Moreno acusó de corrupción al líder peledeísta, el Procurador lo dejó claro y por escrito: La lucha contra la corrupción tiene sus toros sagrados.

Sin embargo, el tema que nos ocupa no se limita solo a si la PGR, al día de hoy ha debido pronunciarse públicamente sobre las acusaciones de un narcotraficante confeso contra un ex presidente de la República –en tres ocasiones-, presidente de la principal fuerza política y posible candidato presidencial, no, va más allá, se refiere a la responsabilidad del Estado en la persecución del narcotráfico, el lavado de activos y los límites de los partidos políticos. Sobre este tema tienen responsabilidad tanto el Procurador como el actual presidente de la República, los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados –por su responsabilidad en la aprobación de la Ley de Partidos Políticos-, el presidente de la Junta Central Electoral, los presidentes y secretarios generales de las demás fuerzas políticas, la Cámara de Cuentas, la Dirección Nacional de Ética, la supuesta Defensora del Pueblo, es decir, este es un tema transversal que toca todo el tejido social, toda vez que se envía el mensaje de que el narcotráfico estaría coaccionando con los resortes más delicados de las estructuras de Poder. Siendo conservadores y conservadoras.

El  escándalo creado no se resume a que el Comité Político del PLD se reúna en la casa de Leonel Fernández. No. Ese tema debió debatirse en ese organismo, pero en un terreno institucional, en la Casa Presidencial del PLD. No es un asunto de apoyo político a un líder, Quirino hoy es tema de Estado. La acusación contra Fernández Reyna no es para que funcionarios de poca monta lo tomen como chisme o bola de rumor público sobre la cual montarse para rodar unos días por los medios, sino para que a nivel institucional se tomen las medidas de lugar que envíen a  la sociedad el mensaje de que no estamos viviendo en un Narcoestado. Algo de ficción tiene la vida, de apariencias. ¿O es que es tan natural que un ex convicto acuse a un ex presidente de haberse beneficiado de recursos provenientes del narcotráfico como que un antiguo sastre de San Juan en diez años exhiba una fortuna injustificable, y que encima ambos sujetos involucrados estén política y afectivamente relacionados?

Tampoco las organizaciones de la sociedad civil han hecho presión en ese sentido, como en otros tantos temas de igual importancia y trascendencia. Dado que es narcotráfico, pocos le meten el pico o se salen por la tangente diciendo: “Ellos son blancos y se entienden”. Y es que el mal es tan grande y grave que los más encumbrados comunicadores nacionales eligen de qué hablar, algunas veces por miedo, otras como respuesta al pago de sectores y personalidades. Pero a decir verdad, quien ha debido defenderse de la acusación formulada en su contra no lo ha hecho ni lo hará, porque no es su costumbre, su modus operandi son los grupos de funcionarios, de abogados y de intelectuales que le manifiestan apoyo público, y, claro, las turbas.

¿Qué nos quedará como sociedad? Quizá un ex convicto muerto, un político a quien no le caben más acusaciones pero con potencial para volver a gobernar en esta sociedad de la información y del conocimiento que él tanto ha pregonado con cinismo, una burocracia rolliza a fuerza de ocultar crímenes y delitos de los poderosos, y generaciones de jóvenes y niños que crecen bajo el slogan “el fin justifica los medios”. ¿Qué es lo diferente en esta administración de Danilo Medina? ¿Dónde está la distancia entre él y Leonel Fernández? No aspiramos un Presidente amigo incondicional de ex presidentes, apelamos –por el mandato que le fue conferido a través del voto- a un Presidente amigo incondicional de los mejores valores e intereses del pueblo dominicano.

Duele decir, que hasta el momento, Quirino Ernesto Paulino Castillo (“el Don”) evidencia una fuerte y compleja complicidad de Estado con el narcotráfico, porque el que calla: Otorga. En términos jurídicos el caso prescribió; socialmente acaba de empezar.