Quien primero dio la voz de alarma en el país fue
el dirigente de izquierda Narciso Isa Conde, pero viniendo de él, el término
fue obviado como otros de su repertorio contra el sistema neoliberal. ¡Narcoestado! ¿Narcoestado? Cuando Isa Conde denunciaba que vivíamos en un
Narcoestado nuestras mentes se resistían, porque nos creíamos muy diferentes a
Colombia y México. Pero estamos en iguales o peores condiciones, pues siendo el
territorio nacional una de las rutas de tránsito
de la droga suramericana hacia Estados Unidos y también laboratorio, no la
producimos ni estamos divididos del
principal consumidor del hemisferio por una valla. Somos en la cadena de
tráfico y distribución de drogas de la región un eslabón -estratégico por su
ubicación, debilidad fronteriza e institucional-, pero sustituible.
¿Cuándo un país es un
Narcoestado? Cuando
su estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) participa, directa o
indirectamente, de la actividad del narcotráfico. Y en esas estamos desde hace
décadas, mas nos aferramos a la idea de que somos una sociedad campechana y
sana en la que dos o tres forajidos hacen lo que les place. ¡No!, en República
Dominicana aquellos que no hacen connivencia con el narcotráfico son antigüedades
sociales. Estemos claros en que el porcentaje de narcotraficantes y conniventes
con éste que son investigados y apresados son los menos, que existe una franja
negra –engrosada por funcionarios, congresistas, militares, policías, jueces y fiscales-
que continúa enquistada en el Estado y a la vez operando y colaborando con el
negocio de las drogas. Quizá en la puerta del despacho de Joaquín Balaguer no
solo se habría detenido la corrupción, también el narcotráfico, pero lo
ignoramos porque aún ese flagelo no dejaba cadáveres a orillas de las
carreteras. En esta nación de apenas 42 mil kilómetros cuadrados hemos visto
desfilar como traficantes y conniventes a funcionarios del Gobierno, familiares
de jueces de la Suprema Corte de Justicia, a senadores y diputados, a
militares, a ex jefes de la Policía y policías de rangos altos y medios.
El caso Figueroa Agosto lo retrata así. “Junior
Cápsula” se codeó con el Estado Dominicano durante diez años en los que
supuestamente vivió prófugo en República Dominicana. El caso Quirino, que
salpicó de heces al expresidente Mejía y que ahora amenaza con derramar un balde
de ese contenido sobre el expresidente Fernández, también, y así el supuesto
empresario del Tiempo Marques, constructor de la torre Atiemar y preso en
España por tráfico de drogas desde este territorio. Lo evidencia además la foto
de Leonel Fernández junto a Arturo del Tiempo Marques y su hijo en el Palacio
Nacional, también los ayudantes civiles del expresidente Hipólito Mejía asesinados
en circunstancias oscuras durante su gobierno, los tan solos dos fiscales que
cayeron presos con el caso de la Dican en el que una veintena de policías está
acusada de traficar la droga incautada; el jefe de Operaciones de la Dirección
Nacional de Control de Drogas (DNCD) extraditado a Estados Unidos, la regidora
de Bonao presa en ese país por narcotráfico, el expelotero ligado a un caso de
narcotráfico y sicariato, el laboratorio de drogas desmantelado en San
Cristóbal en una casa que un ex asistente del jefe de la DNCD vendió a un
narcotraficante hoy prófugo de la justicia.
Pareciera que los impolutos son los
congresistas dominicanos. ¿Cuánto cuesta una candidatura a diputado o senador? ¿Tiene
un dominicano honrado y con interés de servirle a su país ese dinero para
apostarlo al azar de unas elecciones? En la mayoría de los casos no. Nuestros congresistas tienen compromisos con
empresarios y con narcotraficantes, que
si bien no cuentan con representación formal en el legislativo, pero sí están
protegidos por algunos de estos funcionarios que pagamos a un altísimo precio
con dinero de los impuestos.
Los conflictos por las tierras del CEA en el
Este del país están atizados por el narcotráfico. No son agricultores ni
empresarios quienes están sacando a los campesinos de sus predios con la
colaboración de fiscales corruptos, son narcotraficantes que requieren esas
tierras porque después del desmantelamiento de las pistas de aterrizaje clandestinas
que usaba Toño Leña, la droga la están lanzando en pacas desde el aire. Los
narcotraficantes necesitan tierras donde aquellas puedan caer y ellos
recogerlas. Simular que son terratenientes. El asesinato de una pareja de
esposos joven en La Patilla de Antosí habría sido producto de uno de estos
conflictos. Imagínese usted que a un infeliz campesino le caiga una paca de
droga en sus predios y decida tomarla y venderla para salir de una vez por todas
de la miseria. En el Este se supone que existen autoridades, algunas
confabuladas con esos supuestos terratenientes, pero todo el mundo calla, sino
es que la misma autoridad trafica aprovechando la cercanía con Puerto Rico.
El negocio inmobiliario del país está cimentado
sobre la droga. Los narcotraficantes necesitan invertir los millones de dólares
obtenidos en la venta de estimulantes destructores. Los bancos saben que esos
certificados de ahorros son producto de la venta de estupefacientes y hasta le
solicitan a los testaferros que muevan las cuentas, que saquen dinero y lo
inviertan y vuelvan a guardarlo para disimular. Todos saben de dónde salen los
penthouse y las Hommer, pero se hacen los tontos siempre que les signifique ganancias.
Qué más da si al final de cuentas hasta los hijos de los banqueros se empolvan
la nariz. Si a la economía doméstica se le retira la ficha del narcotráfico, se
derrumba el país. Se ufana el Gobierno en el 5% que creció la agricultura
durante 2014, y ¿Cuánto creció el narcotráfico el mismo año, señor Presidente?
Los muchachos de los barrios colaboran con el
transporte, almacenamiento y envío de la droga que no entra al país por el
Salón de Embajadores del AILA y por los puertos, ésa entra resguardada por los
funcionarios y oficiales de la Dirección General de Aduanas. Ellos cobran sus servicios con droga que
venden al detalle en los barrios del país, dividido en jurisdicciones que ni imaginamos. ¿Sabe usted en la zona de qué
narcotraficante vive usted? Es bueno que lo investigue, él también es una
autoridad. También están los sicarios, brazos ejecutores, la ETA del
narcotráfico, la consumen, la venden, matan. Algunos hasta son policías,
llamados a perseguir el crimen y proteger a la sociedad. ¿Dónde está La Soga? ¿Es
posible que un policía acumule 37 asesinatos sin ser detectado por la institución
para la que trabaja y además huir sin que a la fecha sea capturado? Si eso es
cierto, merece ser el jefe de Policía, pues es más inteligente y hábil que el
actual.
Las mujeres, “los cromos”, en este entramado
son parte de la mercancía, negocios paralelos, mulas, camuflajes, testaferras,
el trofeo de caza de una actividad en la que a diario se ponen a prueba inteligencia,
poderío físico, armamentístico y organizacional. Las premian con carros y
apartamentos, ropas, joyas, viajes, con el menudo del negocio gordo de los
miles de millones de pesos y millones de dólares. Por sus relaciones con el
Poder son sacadas de expedientes de narcotráfico; son geishas, un peligro para
el sistema político si caen presas. ¡Ay, si Sobeida hubiese hablado se caen los altares!
Y ahora son los narcocorridos. No se escuchan en
la radio, pero no está prohibido que una persona escuche en su aparato receptor
y a todo volumen este tipo de música que reivindica la actividad del
narcotráfico. Se ha normalizado en la sociedad dominicana el narcotráfico, ya
no es vergüenza que un hijo o esposo vayan presos por droga. Las familias, las
esposas, ante este hecho luchan por retener el patrimonio acumulado como si de
una herencia de familia se tratara y tienen el coraje de vivir una vida normal,
disfrutando de casas, vehículos y negocios generados por la droga, aunque uno o
varios de los suyos estén condenados a 15 años de prisión.
Y al final del escalafón,
nuestros niños y niñas, ejército humano disponible para un crimen que los
convertirá en comerciantes de la muerte, mulas, consumidores, sicarios, prostitutas,
y quizá alguno o alguna en representante de éstos en la estructura de Poder. No
queda más remedio que admitir que República Dominicana es un Narcoestado, y no
de primera clase, sino de segunda.
1 comentario:
De verdad leí este panfleto por encima, sin ningún interés, ya que se nota lo inmoral y poca veracidad de su contenido,llama la atención que no se nombra a Colombia ni su Gobierno compuesto por una banda de criminales y narcotraficantes y lo deja en el mapa verde y puro cuando el mundo entero sabe que colonDROGA es el primer productor y exportador de cocaína en el mundo y los EEUU los primeros consumidores, Es falso que Venezuela sea un narco estado, busquen alguna siembra o laboratorio procesador de cocaína en el país, sigan cuantas hectáreas están sembradas y publiquen sus coordenadas geográficas, ya dejen de mentirle al mundo inmorales, sinvergüenzas, la verdad de colonDROGA no lo pueden ocultar, hasta las mismas producciones de cine y TV hablan de ello.MITOMANOS, ENFERMOS, DESGRACIADOS CÓMPLICES.
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