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jueves, 9 de mayo de 2019

Un abuso legal contra la mujer en la Unidad de Atención a Víctimas de Baní


El 30 de agosto del año 2018, el padre de mi hija, el señor Yoni José Cruz, puso una denuncia en mi contra en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género e Intrafamiliar de Baní, por alegadamente haber sostenido yo relaciones sexuales de manera intencional delante de mi hija, entonces de 10 años. Supe de esta denuncia formal (la conocía de oída pero no sabía que cursaba una denuncia en una unidad) el 23 de febrero de este año 2019.

En ese interín, la denuncia fue inicialmente DESESTIMADA por la magistrada que conoció el caso, Aurelina Cuevas, quien me dijo: "él y su esposa insistieron mucho en esta unidad para que se ordenara orden de arresto contra usted, pero yo entendí que era injusto".

Sin embargo, el 25 de octubre de 2018, a solicitud de la directora de la Unidad, Georgia Teresa Abreu Matos, es emitida una orden de arresto en mi contra. Aunque Abreu Matos la solicitó por exhibicionismo, la jueza que emitió la orden lo hizo por maltrato infantil (fue más coherente con lo narrado por la niña ante la psicóloga, a donde fue llevada engañada por su padre con la idea de que hablaría mal de mi para que le dieran la guarda a él, no para que yo fuera hecha presa).

A pesar de que esa orden de arresto fue emitida a finales de octubre, el día 25 para ser exactos, no se ejecutó sino el 5 de marzo de este año 2019, todo ese tiempo ese expediente estuvo dormido.

El lunes 3 de marzo (tercera vez que iba por mi propio interés a la Unidad y ya Aurelina Cuevas suspendida por darme la información de que ella había DESESTIMADO el caso), la magistrada Abreu Matos me dijo que fuera al día siguiente temprano, le respondí que sí, pero que aún no tenía abogado. Ese martes, fui temprano a la oficina de una abogada en Baní, fuimos juntas a la Unidad, pero la magistrada Abreu Matos ya estaba en audiencia. Nos retiramos para volver a su oficina a ver si me contactaba a otro abogado, pues, como me dijo, ya no estaba ejerciendo el derecho penal. De ahí, me envió a la Oficina Provincial de la Mujer de Peravia, en donde la abogada que me atendió me dijo que no podía defenderme porque yo estaba acusada, que sólo defienden víctimas. Pero ella llamó a la Unidad, y es cuando me entero de que el padre de mi hija y su abogado están reunidos con Abreu Matos y que me esperan. La abogada del Ministerio de la Mujer me recomendó que fuera a la Oficina de Defensoría Pública antes de llegar a la Unidad, pasé por allí pero no tenían abogados disponibles en ese momento. Me recomendaron que espera hasta las 2:00 pm, le dije al director de la oficina que no, que me estaban esperando, y me fui sola a la Unidad. Allí me esperaban el padre de mi hija, su abogado, y Gegorgia Teresa Abreu Matos. Ella escribía, y empezó a reclamarme por no haber llegado temprano a su oficina. Le expliqué que estaba buscando abogado, que no tenía (era obvio pues llegué sola), pero parecía sorda, seguía reclamándome: si cuando a usted le vayan a conocer la coerción hace lo mismo, el juez, etc. etc. etc. Le pedí conocer la acusación, algo del expediente. Me miró y me dijo que no, que cuando yo llegara a la Oficina de la Instrucción, tendría copia del expediente. Le pregunté por la denuncia de violencia de género que había puesto el día anterior (lunes) contra el padre de mi hija. "esa denuncia la vamos a fusionar con la denuncia que hizo el señor". Le dije que no estaba de acuerdo y respondió: "yo cumplo con informarle nuestra posición".

Me envió con un policía vestido de civil a un cuarto pequeño y con apenas una silla dura, sin ventilación ni abanico, a esperar. Estuve desde las 11:00 am hasta las 5:00 pm alli, cuando ella me envió con otro policía vestido de civil ante el juez de la Instrucción. Claro, antes me hizo firmarle un recibido de una citación del padre de mi hija en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género de la avenida Bethancourt en Santo Domingo (es decir, la retención era para dar tiempo a la Unidad de Santo Domingo a citarme a través de ella, en lugar de que el padre de mi hija pagara un alguacil).

Ese día, no fijaron la fecha de audiencia para conocer la medida de coerción, sino al día siguiente, por lo que desde la oficina de la Instrucción me fui a mi casa con mi familia que estaba allí en solidaridad.

Durante el conocimiento de la medida de coerción, el 8 de abril de este año, la magistrada Georgia Teresa Matos Abreu (que no estaba suspendida pese a que yo la había denunciado el 27 de marzo, más de una semana antes de la audiencia) dijo que la Unidad que ella dirige no tenía el deber de informarme que se me estaba investigando, es decir, que la encerrona que me prepararon junto al padre de mi hija durante 6 meses (desde el 30 de agosto de 2018 cuando pone la denuncia, al 23 de febrero cuando me entero), era LEGAL.



Al menos Abreu Matos, en audiencia, varió la calificación de exhibicionismo a maltrato infantil. Sin embargo, al terminar la audiencia a las 4:00 pm, no había cómo comprar los sellos para pagar la fianza ni estaría listo el dispositivo de la sentencia. Ella, pese a yo tener un garante, el arquitecto Ismael Díaz Melo, me envió para la cárcel preventiva de mujeres ubicada en Paya. Allí estuve desde las 5:00 de la tarde del 8 de marzo hasta las 4:00 de la tarde del 9 de marzo, es decir, unas 23 horas.

Esta es la fecha, jueves 9 de mayo de 2019, que no he recibido respuesta sobre mi denuncia por los atropellos que he recibido de parte de la titular de la Oficina de Atención a Víctimas de Violencia de Género e Intrafamiliar de Baní, pese a haber denunciado el caso ante el Procurador General de la República, el fiscal titular de Baní y el director del Departamento de Persecución del Ministerio Público. Todos están callados, y la magistrada Abreu Matos sigue tan campante como Juancito El Caminador en el Palacio de Justicia de Baní.

domingo, 14 de abril de 2019

Patricia Báez Martínez denuncia atropellos del MP en complicidad con padre de su hija menor




Baní, Provincia Peravia.- La periodista Patricia Báez Martínez denunció una serie de irregularidades y atropellos que se han venido produciendo en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género de Baní, las cuales estarían siendo orquestadas por el padre de su hija menor, Yoni Cruz, y su esposa, la periodista Rosario Medina Gómez.

La periodista expuso que procurando que ella no viera más a su hija, el padre de ésta la acusó de manera aviesa de haber sostenido relaciones sexuales delante de ella y solicitó una orden de protección a favor de la menor, la cual se estaba conociendo en el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) de Baní, caso que fue declinado al Tribunal de NNA del Distrito Nacional sin haberse tomado ninguna decisión.

“Concomitantemente a eso, él fue a la Unidad de Atención a Víctimas y me puso una denuncia en ese sentido el 30 de agosto del año pasado, y fue el 23 de febrero cuando me enteré de esto, porque yo misma, sin que me citaran, fui a la unidad. Allí la fiscal Aurelina Cuevas me dijo que esa denuncia fue desestimada porque se veía halada por los cabellos. 

Dos días después voy a buscar la certificación del desestimiento y me encuentro con la sorpresa de que la denuncia no fue desestimada, de que la investigación seguía abierta y había hasta una orden de arresto contra mí”, refiere la periodista, quien sostiene que el padre de su hija se ha propuesto destruirla sin importar el costo.   

Entre las incongruencias del expediente, se encuentran que la fiscal solicitó orden de arresto por exhibicionismo o violación al artículo 333-1 del Código Penal, pero la orden de arresto es emitida por una juez interina por supuesto maltrato físico a la menor. En la audiencia del día 8 de abril, para conocer la medida de coerción, la fiscal Georgia Teresa Abreu Matos varió la tipificación de exhicionismo a maltrato físico (309-1 y 351-2 del CPD) para poder estar acorde con la jueza y tener un caso, pues el exhibicionismo es penado cuando es público.  

Báez Martínez refiere que fue Georgia Teresa Abreu Matos, por encima de la investigación que realizó Aurelina Cuevas del caso, quien solicitó la orden de arresto y tomó la decisión de fusionar una denuncia por violencia psicológica que interpuso ella en contra del padre de la menor (de la cual no le dieron ni la copia que le correspondía) con la denuncia hecha por el padre de la menor contra ella.
“Ese lunes 4 de marzo, estuve cinco horas detenida en la Unidad de Violencia de Género hasta ser llevada ante el juez de la Instrucción, pero en realidad era para que Georgia Teresa Abreu Matos me citara directamente para que fuera a la Unidad de la Rómulo Betancourt donde me notificaron una orden de protección a favor de él, por amenaza a la integridad física, a pesar de que yo había ido allí (a la unidad de Baní) cinco veces por mis propios pies a enfrentar la denuncia”.

La profesional de la comunicación también sostiene que en la Unidad de Atención a Víctimas de Baní nunca le leyeron la denuncia ni los cargos en su contra, y la magistrada Abreu Matos, ante la solicitud que la periodista hizo en este sentido, le dijo que cuando llegara ante el juez de la Instrucción podría tener acceso a su expediente.

Luego, el día 8 de abril, cuando se conoció la medida de coerción, a pesar de que el abogado de la periodista le solicitó a la magistrada Abreu Matos que no la enviara a la cárcel preventiva de Paya, pues el dispositivo de la sentencia no había salido ni había dónde comprar sellos de Impuestos Internos a las 4:00 de la tarde para pagar la fianza, ésta dijo que no podía hacer nada al respecto porque su jefe no estaba para tomar la decisión.

Sin embargo, entre los presupuestos presentados por Báez Martínez figura una carta notariada y firmada por el reconocido arquitecto banilejo Ismael Díaz Melo, en la que se compromete a ser el garante de que la periodista no se sustraería del proceso, así como una certificación de la Segunda Sala Civil del Tribunal de Niñas, Niños y Adolescentes del Distrito Nacional que da cuenta de que ella ha asistido todas las veces que ha sido citada para conocer el proceso de guarda de su hija menor.
Es de esa forma como la periodista Patricia Báez Martínez pasa 24 horas en la supuesta cárcel preventiva de Paya, junto a 16 mujeres en un espacio de 9 metros cuadrados.

A todo esto, la profesional denunció de manera formal y documentada a la fiscal Georgía Teresa Abreu Matos en la Procuraduría General (Procurador General, Departamento de Persecución del Ministerio Público y Fiscalía de Baní), pero en el Departamento de Inspectoría del Ministerio Público –órgano que se encarga de investigar a los fiscales- no le quisieron recibir la denuncia alegando que de recibírsela, la iban a desestimar.

La profesional entiende que existe una serie de abusos contra la  mujer en su caso, que empiezan cuando el padre de su hija la violenta psicológicamente con estos procesos, a los que arrastra también a su propia hija de 11 años, la cual ha sido vista por cinco psicólogos durante el último año, razón por la cual la madre puso una denuncia en Conani metropolitana, institución de la cual tampoco ha recibido respuesta, pues ella considera que a la menor hay que protegerla, ya que ésta le confesó que el padre la llevó engañada a Baní a la evaluación psicológica diciéndole que esa entrevista era para la guarda, mas era una denuncia en lo penal contra la madre.

Los abusos contra la mujer continúan cuando Cruz denuncia a la fiscal Cecilia Báez para que no subiera junto a él a solicitar la orden de protección a favor de la niña, y también cuando manipula para que la fiscal Aurelina Cuevas sea suspendida e investigada por no haber cedido a sus presiones de mandar a buscar presa a la periodista Báez Martínez.

“Yo espero que alguna autoridad, si es que existe, le ponga un freno a este individuo, que sin tener un peso en el bolsillo, utiliza sus relaciones -sus influencias- y ahora las de su esposa, para hacer daño, sin importar que el daño mayor se lo causa a su propia hija. ¿Qué hubiese sido de nosotras si ese hombre tuviera dinero?” Cuestiona la profesional.

martes, 26 de marzo de 2019

Inspectoría del MP se niega a recibir denuncia de periodista Patricia Báez contra fiscal de Peravia


Baní, prov. Peravia.- La periodista y politóloga Patricia Báez Martínez denunció este martes que fue objeto de discriminación por parte de la Inspectoría General del Ministerio Público, cuando personal de esa oficina se negó a recibir una denuncia o copia de ésta contra la fiscal titular de la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género de la provincia Peravia, Georgia Teresa Matos Abreu.

“En ese departamento me atendió el joven Emil Pérez, quien entró a una oficina a mostrarle la denuncia a una magistrada de la que no dijo el nombre, se supone que asistente del magistrado Bolívar Sánchez, y cuando salió de allí, dijo que no la podían recibir porque si lo hacían, luego la iban a desestimar”, refiere la profesional.

El Reglamento Disciplinario del Ministerio Público establece en su artículo 15 que “La Inspectoría General del Ministerio Público es un órgano permanente encargado de investigar, de oficio o por denuncia, las faltas atribuidas a las y los representantes del Ministerio Público y presentar las acusaciones cuando corresponda”.

La periodista Patricia Báez sostiene que una denuncia que el padre de su hija menor interpuso contra ella en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género de Peravia, fue mal manejada y manipulada en perjuicio de su persona y de la propia menor, además de haber sido victima de maltrato, por lo que ha solicitado en diferentes instancias una investigación del caso y del accionar de la magistrada Matos Abreu.

En la actualidad la profesional de la comunicación se encuentra peleando por el régimen de visitas para ver a su hija, pues estuvo siete meses sin hablarle ni verla por negativa del padre de la menor, lo que ella califica de secuestro parental con ayuda del sistema judicial, ya sea por complicidad o negligencia.