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viernes, 1 de marzo de 2019

Incentivar la lectura en una sociedad como la de hoy es cada vez más retador pero a su vez más urgente


En el Encuentro de Escritores Ocoeños, rumbo al II Festival Literario Sur, celebrado en la Escuela de Bellas Artes de San José de Ocoa el 23 de febrero, el fiscal y escritor ocoeño, José Manuel Arias, preparó un discurso de bienvenida para el evento que son un manjar en la reflexión del quehacer cultural y literario contemporáneo, por lo que nos hemos hecho compromisarios de reproducirlo en nuestro blog. ¡Disfrútenlo!

Palabras de Bienvenida

¡Muy buenos días!

Bienvenidos a San José de Ocoa, la tierra del pan, la papa y el café, la tierra del padre Quinn; esperamos hacer honor a la expresión de algunos que nos han definido como “la cuna de la hospitalidad”.

Qué interesante el que hoy podamos reunirnos en este lugar para tratar tópicos de interés de cara a la celebración del Festival Literario Sur, que habrá de tener lugar en su segunda entrega los días 27, 28 y 29 del mes de septiembre del año que discurre, en el prestigioso Centro Cultural Perelló, de la igualmente prestigiosa Ciudad de Baní, la que pese a aguas turbias momentáneas no logran reducir la grandeza de su gente y su importancia histórica; sus aportes a las letras; tierra del gran Héctor Inchaustegui Cabral y del inmenso Máximo Gómez, entre otras figuras no menos importantes para la historia no sólo de Peravia, sino de la República Dominicana en sentido general.

Siempre que nos convoque la literatura será una ocasión especial para producir algunas reflexiones en torno al ubérrimo campo de las letras, y qué bueno que el libro, como convocante por excelencia, se haga presente, pues tal y como ha señalado don Manuel Ruedas: “… en ellos se encuentra una magia particular que ningún otro objeto posee. Si vistos en sus anaqueles parecen momias polvorientas, basta el hecho de tomarlos y abrirlos en una página cualquiera para que surjan de inmediato, al calor de la vida, pueblos enteros con sus culturas, sentimientos heroicos o delicados, todo el vórtice natural de las pasiones, la fuerza de la naturaleza y la intimidad del ser humano, mostrada en las fluctuaciones de la Lengua y en las peripecias del estilo”.

Para nuestro querido Maniel, Tierra de Libertad, constituye motivo de grata satisfacción el que nuestro terruño sea tomado en cuenta y que a su vez acoja la presencia de personalidades que con motivo de tan importante actividad nos visitan, esperamos que al salir, puedan hacer suyas ustedes las expresiones del poeta azuana Bartolomé Olegario Pérez, cuando luego de divisar nuestra geografía, expresó: “Quien no envidia tu belleza/ quién no te quiere Maniel/en ti se esmeró el pincel/ de madre naturaleza”.

Ciertamente señores, “en cada época se encuentran nuevas facetas en el múltiple sentido que nos ofrecen las palabras ordenadas en un texto”; en consecuencia, toda iniciativa que propenda a incentivar la lectura, el amor al libro, deberá ser aplaudida y apoyada por todos los que aspiren a tener sociedades cada vez más pensantes, más agudas en sus análisis, más empoderadas y más conscientes del rol que están llamadas a jugar en beneficio de sus respetivos pueblos.
Cuánta razón tiene José Alcántara Almánzar, Premio Nacional de Literatura 2009, cuando expresa que: “El libro se convierte así en el consejero prudente en el amor, el poder político, las relaciones económicas, las creencias religiosas y el comportamiento moral. La Biblia ha sido, por ejemplo, el libro sagrado del pueblo hebreo y la obra fundamental del cristianismo durante milenios, guía de creyentes en cosas humanas y divinas. Pero hay casos en que el libro es un temible agitador, un incendiario que desencadena las enormes marejadas de la voluntad popular en torno a unos cuantos ideales y aspiraciones. Recordemos los efectos políticos que tuvo el Manifiesto Comunista de Marx y Engels sobre la sociedad europea en la segunda mitad del siglo pasado. Publicado en 1848, este breve panfleto dirigido a estimular la lucha obrera contra la burguesía en el poder, bajo el lema: “Proletarios de todo el mundo, uníos”, transformó por completo la configuración ideológica, política y social del mundo en menos de un siglo”.

Continúa diciendo el autor de marras… “En otras ocasiones, el libro cumple una función trastornadora, inquietante, provocativa. Hace temblar nuestras creencias más firmes y nos pone al borde de cataclismos espirituales que somos incapaces de evitar. En el instante menos esperado se produce un vuelco interior, el chispazo de alumbramiento, y el libro llega a provocar en el lector una portentosa mutación espiritual y mental”.

Así, al discurrir de manera fugaz sobre el libro, asumimos la interrogante de Alcántara Almánzar, y con él nos preguntamos: “¿Cuántas personas han cambiado su modo de ver el mundo después de la lectura de obras como El Paraiso Perdido de Milton, El Príncipe de Maquiavelo, o El Arte de la Prudencia de Gracián? ¿O, más modernamente, La Rebelión de las Masas de José Ortega y Gasset, y Tiempo Nublado de Octavio Paz?

Incentivar la lectura, el amor al libro, en una sociedad como la de hoy día es cada vez más retador pero a su vez cada vez más urgente, pues se hace necesario el que se vuelva a la lectura como una manera de adquirir visiones mucho más holísticas que trasciendan las fronteras de lo local, de lo inmediato.

Esto así porque tal y como se señala “en el mundo tecnológico de hoy, la formación humanística adquiere una indiscutible validez: no se puede ser buen profesional, si no se tiene una visión global del mundo y sus conquistas culturales, si no se posee un instrumental mínimo con el que podamos transcender los límites de la especialización”.

En fin, tal y como hemos dicho, siempre que nos convoque la literatura, el libro, será un motivo válido y propicio para hacer algunas reflexiones sobre los derroteros por los cuales deseamos se enrumbe nuestra sociedad.

En nombre de San José de Ocoa, les damos a todos la más cordial bienvenida.

José Manuel Arias M.
23/02/2019 

viernes, 29 de junio de 2018

En los cuentos de Patricia mandan las mujeres

Por Virtudes Álvarez

                         Las cosas se parecen a su dueño, decía con frecuencia Leonor Valera Guillen, mi madre. Burbujas en el tiempo, el libro que Patricia Báez entrega hoy a la ciudad de Santo Domingo,  se parece a ella.

                         ¡Y qué bueno! Me alegra mucho porque en estos tiempos de “vida liquida” la autora nos haga una entrega literaria  en la que reafirma  la esencia de su ser. Se respira su identidad y sentido de pertenencia a una realidad geográfica y social.    No haré un análisis literario de Burbujas en el tiempo, porque sería un irrespeto a quienes saben del tema. Además, dicen que es  peligroso entrar en terreno desconocido!

                         Gracias amiga por el privilegio de comentar tu nuevo parto. Tus cuentos están escritos para ser leídos de un tirón. Fue mi caso. Me sentía como pez en el agua, porque es un libro muy emocional, al tiempo que desafiante.

                         Desde el inicio la autora nos invita a romper el miedo; a atrevernos a ir por lo nuevo; por lo leído y no vivido.      Este primer libro de cuentos de  Patricia Báez es casi un manifiesto a la rebeldía y la acción por un mundo mejor.

                         Si fuera docente de cualquier asignatura de ciencias sociales, Burbujas en el tiempo sería un texto de referencia ya que facilita el análisis sobre la realidad social desde el genero Cuento, el abordaje de la migración, el feminicidio, las dimensiones biológica y social de la maternidad y la paternidad, el androcentrismo, la mortalidad materna, la prostitución, el adulterio, los encantos del barrio y la cotidianidad de los colmadones incluyendo sus insoportables ruidos, los conflictos intergeneracionales, entre otros.    

                         Querida Patricia, es imposible permanecer indiferente ante tu estilo, porque tus cuentos saben a pueblo. En ellos, es imperceptible la linea que separa la ficción de la realidad que denuncias, los derechos que reivindicas,  y por supuesto, el protagonismo de tus personajes mujeres.
Y es que en estos cuentos, mandan las mujeres!
                         En cada historia contada queda  claro el espíritu de independencia y  criterios propios de sus personajes mujeres.  Por ejemplo, la decisión de  Vianela (P. 25), cuando rompe las relaciones conyugales con Tomas y le dice en un papelito:
                         Me voi pa Venesuela, me cansé de pasá trabajo aquí. Lla no te quiero y tu te merece una mujer que te quiera. Igual firmeza demostró Adelayda cuando por maltrato, abandonó a Narciso Mateo.
                         Salvo honrosas excepciones las mujeres -siempre- somos las acompañantes en emergencias de salud con familiares y en el vecindario.  La solidaridad clásica como construcción cultural en las mujeres,  Patricia la recoge en  Titina  ( P. 19) que acompaña a Fe, su hermana al llegar la hora del malogrado parto.
                                                                                                                                             Patricia Báez, mujer de armas a tomar, lleva a la literatura sus convicciones feministas elevando las mismas hasta los conflictos intergeneracionales entre Erika y su madre ( P. 55) por la decisión de la primera de asumir la maternidad libre y como derecho; o  el papel de Daniel: el vacilante, orgulloso, cobarde e incapaz de demostrar amor...el mismo  que llega tarde a intentar recuperar el amor de Adríana Dávalo, mujer con pensamiento claro y autonomía de juicios, que había dispuesto ya punto final a todo. Incluyendo a su vida(P. 47).

                         La condena al matrimonio infantil tiene su espacio en Burbujas del tiempo. Lo representa Tina  (la niña – esposa- madre) que parió a los 13 años- pero que se le plantó a  Juan Manuel su marido cuando éste dijo que hijo recién nacido el 31 de  mayo del 1961 se llamaría Rafael Leonidas.  
                  Pues mire que no, porque yo no me acosté con El Jefe, fue con usted.
Replicó categóricamente aquella madre-esposa-niña, que solo alcanzaba los 13 años de vida.
                         En una circunstancias sociales como la dominicana en la que el mercado banaliza todo y en muchas y muchos amantes de las letras falta compromiso para el cambio social,  Patricia logra que sus cuentos sean un refrente crítico a la realidad nacional al tiempo que rescata tradiciones y valores propios de la dominicanidad, como el amor al trabajo, la alegría y hasta las lágrimas de hombres, prohibidas en una cultura patriarcal que niega el derecho a la libre manifestación de las emociones.  

                         Para finalizar, un juicio muy interesado: parecería que la autora escribe un artículo sobre la actualidad política nacional, cuando en el cuento El Muertico,  (P. 31) referido al tren que unía a las provincias La Vega y Sánchez, sobre el presidente Lilis dice que el pueblo no juzga a sus gobernantes por lo que les da, sino por lo que les deja de dar.

Muchas gracias.
Santo Domingo, D. N. República Dominicana. 28 de junio, 2018.                                                               

sábado, 23 de junio de 2018

Prólogo de 'Burbujas en el tiempo'



Este libro  contiene  un paseo por la geografía emocional de la República Dominicana. Su autora, Patricia Báez Martínez, recurre a sus vínculos entrañables con las localidades  donde ha vivido para referir  hechos  capturados durante su infancia y primera juventud y que se agitaban en su conciencia buscando una salida. Cuenta sus historias como ficción,  pero dice que han partido de hechos reales.

Ha querido ser sincera, más trasparente  de lo que se le puede requerir a un cuentista. Al autor de cuentos nada  lo obliga a  revelar la veracidad de sus  historias, nada le impide atrapar  lo que ocurre a su alrededor para referirlo  como ficción y transformarlo en obra de arte.   Sobre todo si el hecho narrado entraña rareza, ingrediente básico en la obra literaria.

Siempre habrá que repetir que en el cuento  realidad y ficción se abrazan como entes análogos, de origen común. Ocurre en matemática con la ley de la suma: solo se suman elementos afines u homogéneos. El círculo incluye el dicho del novelista Gustavo Flaubert: “La forma sale del fondo como el calor del fuego”.

Sorprende y agrada que una  escritora de este tiempo narre cuentos  ambientados en el campo sin recurrir a lo que los críticos han llamado  “ruralismo”.

“Juancho del Orbe  era un joven campesino próspero, acostumbrado a esperar los primeros rayos del sol en la enramada que le servía de cocina, atado a su jarro esmaltado, sorbiendo el retinto café” (pág. 19).

A menudo la temática rural  ha sido menospreciada por escritores contemporáneos, que dan por superada esta tendencia,  como si la vida del campo se hubiese extinguido, como si nada allí ocurriere: ni amores ni dolores  ni ambiciones ni pasiones.

Patricia Báez Martínez narra los hechos y los interpreta  y así deja filtrar reflexiones sobre el devenir social: amores frustrados, relaciones forzosas, injusticias  y desigualdades y la persistente preocupación por la problemática femenina. Se refiere al dolor, el amor, el desamor…la vida humana. “Era un dolor viejo y maceraba hasta no sentirlo, hasta ser una cicatriz reseca e indolora” (pág. 22).

La autora de este libro –qué bueno– da muestra  apreciable de respeto por  nuestro idioma y revela inclinación por  el bien decir,  por el uso de la lengua, no solo para comunicar, sino también para provocar emociones y  halagar el buen  gusto.

Cuando se leen estas historias se percibe el rozamiento de las ruedas del tren de Sánchez mientras se desplazan sobre los rieles. Las referencias a este medio de transporte, que bien funcionó en la primera mitad del siglo veinte, son parte de las obsesiones de Patricia Báez Martínez, y a la vez expresiones de los recuerdos  acumulados durante la niñez de uno de sus personajes. “No había escuela sin tren, pues los casi diez kilómetros de distancia entre la casa y la escuela obligaban a cruzar las vías, ya  sea desiertas o ya con la mole de hierro encima” (pág. 31).

Patricia ha encontrado en el cuento  vía adecuada para  expresar sus  ideas sobre la relación  hombre–mujer o  ideas políticas liberales. Pese a la brevedad del volumen, es recurrente, como eje aglutinador, la relación  hombre–mujer. De ahí derivan los matrimonios o concubinatos  de mujeres con hombres de mayor edad y mentalidad esclavista, vínculos maritales  fundados sobre la desigualdad, pues hay una dependencia económica de la mujer, conminada a convivir con un sujeto a quien no ama. Por eso aparecen también las historias de mujeres que se marchan, que ocultan su equipaje lleno de frustraciones hasta el último instante a escondidas del compañero que funge mejor de verdugo que de marido.

“Y allí, sentado en el comedor, se quedó Narciso Mateo, perplejo: con su casa, sus muebles, su vieja jeepeta en la marquesina, decena de botellas de whisky y cerveza vacías debajo del fregadero y en el patio…” (pág. 67).

 
La autora ha salido airosa del primer desafío como cuentista: disponer de  hechos dignos de ser contados, que merezcan la atención de los otros. Se narran acontecimientos nuevos, nuevos aunque no sean recién ocurridos, sino nuevos para el oído o la vista del receptor.

Las acciones cotidianas tienen un lado de rareza y novedad. Nuestra autora  ha probado saber  encontrar esa faz novedosa de los hechos. Ha encontrado sus tramas y personajes, sobre todo en las pasiones y manías humanas: celos, amor, odio, envidia, miedo, codicia, concupiscencia. Toda inclinación patológica hacia una actividad, por cosas materiales  o por cuestiones ideológicas puede provocar en el individuo acciones  fuera de lo común y por tanto, dignas de ser contadas.

Es lo que ha hecho Patricia Báez Martínez en Burbujas en el tiempo, una valiosa forma de iniciar la carrera literaria. Los invito a leer este libro, una auténtica incursión en la dominicanidad.



Rafael Peralta Romero
Diciembre de 2017

Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Lengua


Periodista Patricia Báez Martínez pone a circular libro de cuentos



La obra está disponible en Cuesta Centro del Libro, en Santo Domingo; en la librería Mamey, en la Ciudad Colonial; y en el Centro Cultural Perelló, en el municipio de Baní

Baní, prov. Peravia.- Con la asistencia de un selecto grupo de personalidades de la comunidad banileja, la periodista y politóloga Patricia Báez Martínez puso a circular su primera obra literaria: El libro de cuentos ‘Burbujas en el tiempo’, prologado por el académico y escritor Rafael Peralta Romero, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua (ADL).

“La escritora ha salido airosa del primer desafío como cuentista: disponer de hechos dignos de ser contados, que merezcan la atención de los otros. Se narran acontecimientos nuevos para el oído y la vista del receptor.

Las acciones cotidianas tienen un lado de rareza y novedad. Nuestra autora ha probado saber encontrar esa faz novedosa de los hechos”, expone Peralta Romero en dos de los párrafos del prólogo.

La actividad se realizó este jueves en la mediateca Héctor Colombino Perelló del Centro Cultural Perelló (CCP) en Escondido,  Baní, con la presencia de la directora de la institución, lic. Julia Castillo Mejía, y con la lectura del prólogo a cargo del encargado de Programas Educativos del centro, Enmanuel Díaz Santiago.

“Estos cuentos, estos relatos de Patricia Báez, me han transportado a esos escenarios que ella describe y me han dado la idea de tomar algunos cuentos para realizar cortos de cine con esas temáticas, que son temáticas que describen nuestra sociedad banileja, y nosotros ya estamos precisamente trabajando en la producción de cortos”, propuso la directora del centro tras la lectura de uno de los cuentos por la autora.

La novel escritora le respondió a Castillo Mejía estar en la disposición de hacer del cuento ‘Señor, déjela pasar’, un corto de cine y colaborar en su producción, dado que narra la vida de un obrero de una fábrica de café del municipio de Baní que fue abandonado por su pareja, al ésta emigrar a Venezuela para trabajar en un bar, regresando una década después para morir en la paz del hogar que la vio nacer y crecer.

A la actividad asistieron las juezas Norma Bautista de Castillo y Josefina Bernabel de Arias, además del dirigente político Guillermo Castillo, su hijo Guillermo Castillo Bautista, y el abogado Efraín Arias Valdez; también la directora provincial de Cultura, Mirtha Pimentel, el cardiólogo y ex candidato a alcalde, Arismendy Valdez; familiares y otros amigos de la escritora.