Por Patricia Báez Martínez
Con ellos solo se ha
transferido los símil Poder y dinero, y se han rubricado de espaldas y en
perjuicio a la democracia
Cuando Leonel Fernández eligió a Miguel Vargas
Maldonado para firmar el pacto político por la reforma constitucional o Pacto
de las Corbatas Azules, estaba enviando el mensaje claro de que su interlocutor
en la otrora fuerza opositora era Vargas Maldonado y no Hipólito Mejía, quien
claramente ostentaba el liderazgo, demostrándolo tres años después –en las
elecciones generales- al obtener el 47% de los votos sin el apoyo de la
dirección de su partido y sin alianzas.
En apenas cinco años, el panorama político
dominicano dio un giro extraordinario que,
en otros tiempos (como aquellos de Joaquín Balaguer), pudo tomarse una década o
más:
Quien convocó al pacto de 2009 ya no tiene poder de convocatoria, y quien
asistió como invitado ya no se representa ni a sí mismo. Si el objetivo del acuerdo
de las Corbatas Azules hubiese sido otro
diferente al de pactar la Constitución de 2010, actualmente fuera ilegítimo, en
función de la poca representatividad de sus suscribientes. Ojo.
En días recientes, Danilo Medina y Leonel
Fernández suscribieron un pacto, formal o no, pero pacto al fin, y con éste, el
expresidente termina de transferir al Presidente (a modo de efecto colateral) el
poco liderazgo que atesoraba del partido en el Poder. No os sorprendáis si en
breve el politicón es separado de la presidencia del peledé.
Miguel Vargas, ante este panorama, y una
intención de voto que no sobrepasa el 5%, no ve otra
alternativa que endosar su apoyo a la reelección de Medina y convertir un partido
con 70 años de historia -la mayor parte de ella, historia revolucionaria-, en
otro partido bisagra más. Pareciera este otro acto de traición, pero no. Los
marchantes son fieles a la lógica de que para perderlo todo ganar algo.
En dos de los tres acuerdos antes mencionados ha
participado Miguel Vargas, en la primera ocasión como un líder opositor de
importancia, en la segunda, como vendutero de poca monta. En ese acuerdo no
participó Danilo Medina, pero sí en el segundo, el de la aprobación de la
reelección en el Congreso Nacional por
parte de los legisladores que profesan seguir a Leonel Fernández, los cuales –por supuesto-recibirán
su paga. Y tras ese acuerdo, Medina remató con el perredé. Capicúa.
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