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viernes, 5 de junio de 2015

Pactos: de Leonel a Danilo

Por Patricia Báez Martínez

Con ellos solo se ha transferido los símil Poder y dinero, y se han rubricado de espaldas y en perjuicio a la democracia

Cuando Leonel Fernández eligió a Miguel Vargas Maldonado para firmar el pacto político por la reforma constitucional o Pacto de las Corbatas Azules, estaba enviando el mensaje claro de que su interlocutor en la otrora fuerza opositora era Vargas Maldonado y no Hipólito Mejía, quien claramente ostentaba el liderazgo, demostrándolo tres años después –en las elecciones generales- al obtener el 47% de los votos sin el apoyo de la dirección de su partido y sin alianzas.

En apenas cinco años, el panorama político dominicano dio  un giro extraordinario que, en otros tiempos (como aquellos de Joaquín Balaguer), pudo tomarse una década o más:

Quien convocó al pacto de 2009  ya no tiene poder de convocatoria, y quien asistió como invitado ya no se representa ni a sí mismo. Si el objetivo del acuerdo de las Corbatas Azules  hubiese sido otro diferente al de pactar la Constitución de 2010, actualmente fuera ilegítimo, en función de la poca representatividad de sus suscribientes. Ojo.

En días recientes, Danilo Medina y Leonel Fernández suscribieron un pacto, formal o no, pero pacto al fin, y con éste, el expresidente termina de transferir al Presidente (a modo de efecto colateral) el poco liderazgo que atesoraba del partido en el Poder. No os sorprendáis si en breve el politicón es separado de la presidencia del peledé.

Miguel Vargas, ante este panorama, y una intención de voto que no sobrepasa el 5%, no ve otra alternativa que endosar su apoyo a la reelección de Medina y convertir un partido con 70 años de historia -la mayor parte de ella, historia revolucionaria-, en otro partido bisagra más. Pareciera este otro acto de traición, pero no. Los marchantes son fieles a la lógica de que para perderlo todo ganar algo.

En dos de los tres acuerdos antes mencionados ha participado Miguel Vargas, en la primera ocasión como un líder opositor de importancia, en la segunda, como vendutero de poca monta. En ese acuerdo no participó Danilo Medina, pero sí en el segundo, el de la aprobación de la reelección en el Congreso  Nacional por parte de los legisladores que profesan seguir a Leonel Fernández, los cuales –por supuesto-recibirán su paga. Y tras ese acuerdo, Medina remató con el perredé. Capicúa.

El panorama político que unos meses atrás se veía abigarrado e indefinido, se ha despejado, y eso se debe en gran medida a las estrategias utilizadas por el Presidente. Mientras Luis Abinader se metió en el bolsillo a un contendiente fuerte pero fácil de eliminar, Danilo Medina “se comió” (en lenguaje ajedrecístico) al “rey”, y de paso se llevó entre las uñas a un alfil, terminando de hacer el trabajo que inició Leonel: Destruir al PRD, acabando con la historia de que fue el primer partido creado por Juan Bosch, también fundador del peledé,  quedando éste como fuerza política única o dominante. 

martes, 2 de junio de 2015

Segundo endoso

Por Patricia Báez Martínez

El primer endoso fue entre 2011 y 2012; a los dominicanos nos costó 200 mil millones de pesos  y una reforma fiscal que llevó el Itebis de 16 a 18 por ciento y amplió la base. ¿El objetivo? La reelección del PLD en el Poder y la ascensión de Danilo Medina al solio presidencial, garantizando impunidad a ocho años de corrupción desmedida.  En ese momento la actitud de Medina era de niño famélico, digno de conmiseración. Quizá nunca convenció a Leonel Fernández, pero de no apostar a él, los cuestionamientos, las denuncias, las querellas y expedientes judiciales hubiesen llegado antes.  El actual presidente es compromisario del acto de corrupción que lo llevó al Gobierno, no solo tomando recursos del erario para su campaña, sino también comprando conciencias y votos. ¿Qué no hará Danilo para reelegirse, ahora que es Presidente y tiene todos los poderes? Temístocles Montás, supuesto precandidato presidencial, fue cómplice de Leonel Fernández para forzar las elecciones a favor del PLD, fue premiado con permanecer al frente del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, y actualmente apoya la reelección.  Esas son claves de lo que puede sobrevenir: La reedición del hoyo fiscal. En los últimos tres años nos ha gobernado la misma estructura mafiosa que gobierna desde 2004, con escasas excepciones no excepcionales. Y lo hemos consentido.

La batuta del director de orquesta hacía unas señas, pero los músicos entendían otras: Cuatro (4) años más. Amparados en una supuesta popularidad de brincacharquismo. “Cuatro años más son insuficientes”, la excusa favorita de todo presidente ineficiente, poco institucional y autoritario.

El segundo endoso se produce en mayo de 2014; aún no sabemos el costo monetario, pero sí el institucional: Estocada a la Constitución en una herida aún abierta, con adherencias que hacen dolorosa e insoportable la vida democrática. ¿El objetivo? La reelección, una vez más, del PLD y de Danilo Medina, impunidad para ambos grupos en pugna dentro del oficialismo. Ahora la actitud del Presidente es diferente, se sabe con el Poder dentro y fuera del partido, controla gran parte de los resortes del Estado, solo dificultades en el Congreso y las Altas Cortes que no se puedan salvar con canonjías. Sigue en su conocida representación de “gatica de María Ramos”: Él no ambiciona nada ni hace nada; son sus muchachos que han armado toda esta aplastante maquinaria dentro de la maquinaria. Casi nada.

Y he aquí nosotros, comunes ciudadanos, comunes votantes, comunes “mojones” que vamos a permitir una vez más que nos roben el poder soberano otorgado en la Constitución y que damos a modo de representatividad, y que hoy, en el Pacto de las Corbatas Moradas nos pretenden arrebatar.  Se ultrajará una vez más la Carta Magna, pero nunca para darnos más Poder, para establecer el Referéndum Revocatorio, por ejemplo, sino para conculcárnoslo. ¿En cuál matadero quedará el derecho a la institucionalidad, a la continuidad y estabilidad que merece nuestra Nación?

El éxtasis de la derrota de un líder político venido a menos por el descrédito, no debe convertirse en el anestésico que de aquiescencia a iguales formas de corrupción e impunidad recientes.

Es ominoso aceptar que impunidad con impunidad se paga.